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17 de mayo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

El sanchismo está muy nervioso

Los tres protagonistas de la campaña socialista son: el candidato –como no puede ser de otra forma– el ex presidente Rodríguez Zapatero y la vicepresidente Nadia Calviño. Es decir, que de los tres protagonistas de la campaña socialista dos no se presentan a las elecciones. No paramos de mejorar

Actualizada 10:02

El PP y Vox han conseguido superar la absurda confrontación en Extremadura, creada por la candidata del PP allí, María Guardiola. Es lo que tiene pertenecer a un partido de ámbito nacional: que los candidatos regionales deben aceptar las líneas que les imponen desde Madrid. O, alternativamente, se pueden ir a sus casas.
El cierre del acuerdo implica un Gobierno de coalición en el que parece que el reparto de poder está bastante ajustado a los votos que logró cada uno de los partidos el 28 de mayo. La reacción del sanchismo ha sido lanzarse a por Feijóo advirtiendo que esto quiere decir que gobernará en coalición con Vox y que Santiago Abascal será vicepresidente del Gobierno.
Confieso que no tengo muy claro lo que quiere hacer Feijóo. Pero creo que este sanchismo, que es incapaz de aprender de sus propios errores, puede estar en esta hora ayudando a que la mayoría del PP siga creciendo. Fue exactamente lo que ocurrió en Andalucía en sus últimas elecciones autonómicas. Tanto advertir del peligro de un Gobierno del PP con Vox y lo que consiguieron fue que aumentase el voto popular hasta lograr una mayoría absoluta que nunca habían logrado allí. A mí me divierte especialmente ese dislate de los socialistas porque creo que hicieron entonces y hacen hoy unas campañas electorales caricaturizando a Vox. Y toda caricatura es una distorsión de la realidad. Pero no parecen haber aprendido de la caricatura que pergeñaron en Andalucía con la ayuda de todos sus medios afines. Dejémosles seguir. Se están poniendo muy nerviosos.
Prueba de ello es que los tres protagonistas de la campaña socialista son: el candidato –como no puede ser de otra forma– el ex presidente Rodríguez Zapatero y la vicepresidente Nadia Calviño. Es decir, que de los tres protagonistas de la campaña socialista dos no se presentan a las elecciones. No paramos de mejorar.
¿Dónde están Félix Bolaños, Pilar Alegría, María Jesús Montero, Meritxell Batet, Patxi López o Fernando Grande-Marlaska, el candidato gaditano? No estoy muy seguro si no los pasean por España porque creen que su gestión puede quitarles más votos de los que les dé o si simplemente Sánchez, más conocido como Mi Persona, no está dispuesto a ceder protagonismo a nadie que pueda un día disputarle la jefatura del partido tras una debacle electoral.
Y esta semana hubo otro acto que para mí ha tenido un significado relevante. En la presentación de su programa cultural, Núñez Feijóo estuvo acompañado por César Antonio Molina, ex ministro de Cultura con José Luis Rodríguez Zapatero. Molina es un hombre con un prestigio ganado a pulso. Pero no era un independiente al que fichó Zapatero para ese puesto. Es un hombre de izquierdas que fue diputado por La Coruña en 2008. Hay que reconocer, eso sí, que tiene un mérito inigualado en la historia del Gobierno de España. El día que Rodríguez Zapatero decidió destituirlo para cumplir con las cuotas de género que él mismo se había impuesto, César Antonio Molina estaba en viaje oficial en El Cairo. Era cuando todavía se hacían viajes en avión de línea regular. Pero como la ley no permitía destituir a Molina estando fuera de España, hubo que enviarle un falcon a recogerlo para poder ser destituido. Caso único.
Comprendo que esto de la gente de izquierdas que acaba votando al centro derecha tiene muchos precedentes. Me pregunto por qué hay tan pocos casos de políticos de la derecha que acaban en la izquierda. Tengo mala memoria, pero no recuerdo un caso relevante desde Jorge Verstrynge, y eso fue hace 37 años, en la noche de los tiempos…
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