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Al bate y sin guanteZoé Valdés

El mundo de la cultura cansina

Dejen en paz a Virginia Woolf, y no la adapten tanto a última hora sólo porque toca el orgullo ese ya tan desgastado y arrugado, léanla de verdad a profundidad

Actualizada 01:30

Los escritores, artistas, y personalidades vinculadas a la cultura, de cualquier tendencia de pensamiento a veces deseamos denunciar la deriva que se ha instalado bajo el gobierno de Pedro Sánchez, dentro del cual nos hemos sentido en numerosos casos tachados y apartados, además de ninguneados mediante una ideología de carácter ultra autocrática sanchista de extrema morguería.

España era un país libre, hasta que llegó Pedro Sánchez al poder, con sus secuaces comunistas y bilduetarras, hasta justo ese momento se pudo opinar y desarrollar las ideas individuales de forma abierta e independiente.

El sanchismo, así como ahora el posterior yolandismo y los partidos ultrademagogos con pasados criminales (más de 150 millones de víctimas en el mundo) han sembrado el pavor y el odio, vuelven a renovar y a convocar a los mismos de siempre, los subvencionados, los ultra apocalípticos e integradísimos, con la intención de imponerse por encima de otros, cuyos derechos se han visto vapuleados y aplastados.

Ningún partido ni movimiento ideológico podrá nunca prohibir nada nunca más en España, es algo que forma parte del pasado, y que estos quieren, como han hecho con la cantilena del franquismo, volver a airear y así infundir el terror con sus ridículas candangas. De paso, beneficiarse políticamente.

La izquierda socialcomunista no puede arrogarse el derecho de creerse la única protectora de la cultura cuando en nombre de esa izquierda se han censurado, prohibido, desaparecido, y hasta fusilado a numerosos escritores, pensadores, artistas, y personajes importantes de nuestra historia occidental, como ha sucedido bajo esos regímenes totalitarios ultrasocialcomunistas y pretensiones woke.

Mediante este artículo, pretendo dejar clara constancia de que ninguna otra manifestación en nombre de los policías culturales surgidos del seno de la cultura cansina de extrema izquierda servirá para amedrentar, cohibir, y destrozar proyectos y destinos, en nombre de un supuesto bien que lleva décadas sembrando el mal y el abuso. Basta ya con la manipulación ideológica y la mentira.

En este vídeo la abogada Begoña Gerpe lo explica muy bien todo.

Como sabrán los que han leído mis novelas, yo tengo una sola Loba y se llama Virginia Woolf; en mi último libro editado en España, La intensa vida, vuelvo a mencionarla con idolatría. Si algo me hace fiel a mí son mis pretendientes literarios, y ella ocupa un lugar preponderante en mi pedestal, sobre todo con su Orlando... Bien, me tienen hasta la «perillé» (como saben ahora debo ser 'fizna' porque voy en listas de candidata al Senado por Vox) enviándome mensajes o escribiendo puyas tipo esas de que cómo yo, 'ô mon Dieuuuuueeeeee!' siendo escritora puedo aceptar que Vox censure precisamente el Orlando en una adaptación teatral, etcétera y demás...

Por supuesto, investigué, indagué, lo que nadie hace y menos la prensa, me respondieron que no se trató de censura, sino de que «no estuvo programado porque nunca se llegó a presupuestar». El único periódico que se hizo eco de esta explicación fue Infobae. El resto publicó lo suyo, que si Vox censuraba a Virginia Woolf. Hablar con una «morrongué» en la boca tiene eso: se miente burdamente, y quedas como lo que al fin eres, un rastrojo apresado de tu 'pensée de jeunesse'.

Me extraña tanto que gente que se vende como libre pensadora, anticomunista y tal, y que sufrió el comunismo en sus carnes, no diga absolutamente nada cuando la izquierda caviar española te expulsa de una editorial por ser cubana anticomunista, lo mismo con los periódicos, las galerías, y hasta de los eventos de donde te eliminan, ferias del libro, sólo por gritar a los cuatro vientos la verdad, tu verdad.

Digo que me extraña, por decir algo, pero en realidad no me extraña; no hay nada más voluble que alguien sediento de lo que adolece. En Cuba desde hace 64 años las pocas librerías que quedan sólo venden discursos del Coma Andante Empotrado, y del aChesino Carnicero de La Cabaña, y éstos 'callaos'.

En cuanto al Orlando de la Loba mía, que no es sólo Shakira, es Virginia, diré más: qué harta estoy de que la izquierducha se apropie de las obras literarias para adaptarlas bajo sus conveniencias woke ideologizantes, y conviertan ese grandioso personaje literario en otro mojoncete tortillero bomberazo LGTBQetcéteraydemásalinfinito... Eso sí me parece un crimen: deformar una obra literaria a la conveniencia marxistoidesentimentaloide de un colectivo, con la intención de adoctrinar a un público e imponer así sus miserias repulsivas...

A los que Franco les ha dado de comer les digo: dejen en paz a Virginia Woolf, y no la adapten tanto a última hora sólo porque toca el orgullo ese ya tan desgastado y arrugado, léanla de verdad a profundidad, que estoy segura de que si Virginia Woolf viviera hoy y fuera española, sin pensarlo dos veces, en lugar de echarse piedras en los bolsillos y suicidarse en un lago, se hubiera hecho de Vox, sólo por el respeto que le profesa este partido a los escritores, intelectuales, y sabios mayores, dejándoles ser como son, lo que ya es mucho en los tiempos que corren, como probaron con Ramón Tamames, y como están probando con sus listas al Senado. No me agradezcan, lo mío es sacerdocio.

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