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28 de abril de 2024

El astrolabioBieito Rubido

Las estatuas de sal del PSOE

Sánchez ha calculado mal en esta ocasión. La narcotización de la sociedad española le animó a dar este salto al vacío. Se le va a volver en contra, más pronto que tarde

Actualizada 01:30

Además de la vieja guardia socialista, que se manifestó en multitud de ocasiones, todavía quedan entre los miembros del PSOE algunas personas, cargos y militantes de base, que poseen dignidad y compromiso con la democracia y el Estado de Derecho. No ocurrirá, pues, como en Sodoma y Gomorra, donde Dios no encontró ni un solo justo, aunque la curiosidad de alguna la convirtió en estatua de sal. Me temo que entre las bases del PSOE proliferan los radicales cuya única gasolina ideológica es enfrentarse a la centroderecha. Pero la España de hoy se debate en algo que va más allá de la polémica derecha-izquierda. Nos jugamos el Estado de Derecho y el futuro de España tal y como la conocemos. Sabíamos, cuando fuimos a votar el 23 de julio pasado, que esto era lo que iba a ocurrir, ya que Sánchez solo piensa en su peripecia personal y su conciencia no le alcanza en absoluto para preocuparse por el bien común de los españoles. A lo suyo, como toda aquella pandilla que le aplaudió, con el exalcalde de Sevilla, el señor Espadas, a la cabeza, cuya dignidad es tan pobre que se compra con la nómina de un diputado autonómico.
Menos mal que todavía, aunque pocos de momento, quedan socialistas honrados y comprometidos con España. Es posible que se vayan sumando más en los próximos días. Sobre todo cuando se vayan conociendo, tal y como ya está ocurriendo, las trapacerías legales en las que han incurrido algunos altos cargos del Estado, prevaricando y delinquiendo, incluidos viajes al extranjero, ya documentados. Cuando se conozca todo eso, España va a reaccionar y mucha gente de buena voluntad no se va a resignar a ver cómo le llevan su país por delante.
Sánchez ha calculado mal en esta ocasión. La narcotización de la sociedad española le animó a dar este salto al vacío. Se le va a volver en contra, más pronto que tarde. Y en cuanto a cómo va a pasar a la Historia, preocupación propia de un ególatra narcisista, no lo dude: como el peor presidente que hasta ahora ha tenido España. Confiemos que en el futuro «Yolanda y Yo» tengan poco predicamento, más allá de la accidentada legislatura que ahora comienza.
Nota final: tenemos que usar muchas veces las expresiones de «defensa de la democracia y la Constitución», «sentido del Estado y de la Historia», «unidad de España», «bien común e interés general». Son palabras graves, grandes, gruesas, importantes y viejas por el tiempo, no por su significado. No podemos dejar de utilizarlas en todo momento para poder poner en su lugar la traición a la España democrática que está perpetrando Sánchez y sus secuaces. Ya solo nos quedan las palabras. Utilicémoslas.
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