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28 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

¿Ahí? ¡Ni de coña!

Sobre lo que pensará un gran inversor internacional cuando le hagan un resumen de la situación política de España

Actualizada 11:11

Tesla, el gigante del coche eléctrico de Elon Musk, cuenta con una factoría en Alemania. Desde hace un tiempo sopesa abrir además una segunda planta en Europa, con cuatro países aspirantes: Portugal, Francia, Italia y España.
Imaginemos ahora una cumbre de trabajo en el corazón de Tesla, en su gigafactoría de Austin (Texas). Preside la reunión el exigente e impaciente Elon Musk, el visionario sudafricano dueño de Space X, Twitter y Tesla, que a sus 52 años es el hombre más rico del mundo con una fortuna de 240.000 millones de dólares. En el orden del día figura tomar una decisión sobre dónde instalar la segunda fábrica europea de Tesla. Un alto ejecutivo de la compañía ha sido encargado de preparar un informe sobre los puntos fuertes y débiles de los cuatro países. Llega el momento de valorar la opción española:
«España presenta una gran baza a su favor. Es un país auténticamente experto en la producción de coches. De hecho es el segundo país europeo que más automóviles fabrica, solo superado por Alemania», explica el autor del estudio, arrancando una mueca de sorprendido asentimiento por parte de Musk. «Además –continúa el directivo– los sueldos en España son bajos y existe bastante mano de obra especializada. Es también un país geográficamente muy bien situado, con unos puertos excelentes, modernas líneas ferroviarias y magníficos aeropuertos». Musk menea la cabeza complacido.
El directivo continúa: «Vamos ahora con los hándicaps de España. La productividad laboral es baja, 8,2 puntos por debajo de la media europea. Y el absentismo laboral es bastante alto. En un país de 48 millones de habitantes faltan cada día al trabajo 1,3 millones». Musk estrecha un poco la mirada en un pequeño gesto de duda, pero lo acepta: «Bueno, si ponemos en la balanza que saben hacer coches todo eso es asumible. Además España es un país encantador. Es-pa-ña-fies-ta –se ríe chapurreando en castellano–. Pero bueno, continuemos: ¿Qué pasa con la situación política? ¿Es un país estable?».
El directivo carraspea, inhala aire y arranca: «Bueno, la situación podríamos decir cuando menos que resulta curiosa. Gobierna un tío que no ha ganado las elecciones, que se presenta por un partido que se llama Socialista y Español, pero que para llegar al poder se ha aliado con unos separatistas de derechas vascos y catalanes, con unos separatistas catalanes de izquierdas, con un partido comunista populista y con un partido que es heredero de una banda terrorista y separatista vasca, que mató a casi mil personas para intentar romper con España».
Musk se sorprende un poco y se endereza sobre su sillón: «Sigue, sigue». El directivo coge carrerilla: «Ahora mismo hay mucho lío y protestas, porque para comprar los votos de los separatistas catalanes, el presidente socialista que perdió las elecciones les ha prometido una amnistía inconstitucional, por la que perdonará a aquellos que dieron un golpe independentista en Barcelona en 2017. Todo esto se hace por exigencia de un líder separatista que es un prófugo de la justicia española y que está escapado en Bruselas. El presidente socialista mantiene con él unas negociaciones para decidir el futuro de España, que curiosamente se celebran en Ginebra y con la tutela un mediador internacional, un salvadoreño experto en conflictos de guerrillas. Esta misma semana, para evitar una derrota parlamentaria, el presidente les acaba de regalar a los separatistas catalanes el control de las fronteras de españolas en esa región. Además, les va a perdonar 15.000 millones de deuda con el Estado, que detraerá de las regiones que no se empeñaron a costa de las arcas de todos. Se cree también que en esta legislatura concederá a los independentistas catalanes algún tipo de referéndum de independencia, aunque en teoría está prohibido tajantemente por la Constitución».
Musk empieza a ponerse un poco pálido. «Pero no hemos acabado –continúa el directivo–, espera que hay más. Este Gobierno de socialistas y comunistas, sostenido por los separatistas antiespañoles, que son los que realmente tienen la sartén por el mango, está en guerra contra los jueces que quieren que se sigan cumpliendo las leyes españolas en vigor. Y en política internacional, aunque España forma parte de la OTAN y la UE, el presidente socialista ha sido felicitado por Hamás por la línea diplomática que ha adoptado ante la guerra de Gaza. Tampoco es un socio fiable para Estados Unidos, porque ahora mismo se niega en redondo a apoyar la operación para parar a los hutíes en el Mar Rojo y garantizar el tráfico de buques que necesitan las economías occidentales. Seguramente lo hace por temor a enojar a sus socios comunistas y su electorado, al que ha radicalizado. Además se trata de un personaje en cuya palabra no puedes confiar nunca. Te pongo un ejemplo. Esta misma semana, en un importante foro de inversores, mintió sobre los datos nacionales de deuda pública y se quedó tan ancho. También ha incumplido la mayoría de sus promesas electorales. En España ahora mismo la seguridad jurídica está bastante tocada y el Gobierno es declaradamente contrario a las empresas, a las que acosa fiscalmente con lo que llama 'impuestos a los ricos' y a los 'beneficios obscenos'».
Musk se levanta como un resorte y da un golpetazo en la mesa de reuniones con la lata de Red Bull que se está trasegando. «¿Pero cómo me hacéis perder el tiempo de esta manera? ¿Cómo podéis siquiera plantear un destino así para nuestra fábrica? Ahí, ¡ni de coña! Metéroslo ya en la cabeza». Y se larga de la sala dando un portazo.
¿Alguien se cree todavía que el circo peronista de nuestra política nos sale gratis, que lo que está pasando en España se ve como algo normal, que el socialismo, el comunismo y el separatismo son un buen negocio para un país?
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