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29 de abril de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Sánchez no es un cero a la izquierda. Es un traidor

¿Cuál es el lema de los hutíes? «Dios es el más grande / Muerte a Estados Unidos / Muerte a Israel / Maldición para los judíos / Victoria para el Islam». Pero ni con esas, oiga. España no ayuda contra un enemigo así, que este sábado atacó a Israel

Actualizada 08:23

Cuando uno está dispuesto a retener el poder a cualquier precio su actitud se pone de manifiesto de forma reiterada, aunque sea en diferentes ámbitos. El pasado 24 de marzo publicamos en El Debate una muy relevante entrevista con José María Aznar en la que, hablando de la política catalana y de las alianzas del actual presidente del Gobierno con partidos como Junts, ERC o Bildu, Aznar se manifestaba con toda claridad: «Sánchez no es un presidente extorsionado. Es un presidente que tiene a los extorsionadores por aliados. Se ha convertido en cómplice, siendo parte del grupo que extorsiona al país. Cuando alguien decide entregar un país en manos de aquellos que lo quieren destruir, eso tiene un nombre. Pero cuando alguien se convierte en cómplice y asume las tesis de los que lo quieren destruir y hasta aspira a dirigirles, eso en la historia se llama de otra manera. Lo primero se llama deslealtad, lo segundo se llama traición. Y es en donde estamos. Hay muchos precedentes de deslealtad, pero hay pocos de traición. Estamos en un momento de traición. Y Sánchez ha escogido voluntariamente esto, lo ha querido.»
Aznar explicó con toda claridad el grado de traición de Sánchez a España y esa traición se está poniendo en práctica ahora en nuestra política exterior, en la que el último ejemplo es el de Oriente Medio. Dejemos hoy de lado el Sahara del que ya hemos hablado en otras ocasiones. Lo que Sánchez está haciendo con Israel es un acto de traición. De traición a los intereses del Reino de España a los que él ha preterido en beneficio de sus ambiciones personales. Desde Israel han apuntado que Sánchez es un cero a la izquierda al que el resto de los dirigentes occidentales no tienen en cuenta. Y eso es bastante verdad porque Sánchez debería estar defendiendo los intereses de España en la región y en lugar de eso nos hemos colocado del lado de nuestros enemigos por conveniencia personal del propio Sánchez. Y eso sólo lo hace un traidor.
¿Se acuerdan de cuando España se negó a apoyar las operaciones contra los hutíes en el Mar Arábigo y el Mar Rojo a pesar de los barcos de bandera española que navegan por esas aguas? Ahora ¿quién ha acompañado a Irán en el disparo de misiles sobre Israel? Esos mismos hutíes. ¿Cuál es su lema? «Dios es el más grande / Muerte a Estados Unidos / Muerte a Israel / Maldición para los judíos / Victoria para el Islam». Pero ni con esas, oiga. España no ayuda contra un enemigo así, que este sábado atacó a Israel. Sánchez nos ha alineado con los enemigos de España que cualquier día pueden disparar directamente contra nosotros. Pero hoy es a los aliados de Irán a quien Sánchez, de gira por el mundo, intenta ayudar.
Es cierto que el ataque ha servido para demostrar la eficacia de las defensas de Israel. De hecho, este primer ataque perpetrado directamente por Irán, ha sido un fracaso total. Y que no me cuenten que no querían tener éxito. ¿No han visto las imágenes de los diputados iraníes arremolinados en la cámara celebrando el lanzamiento de los misiles y los drones? ¿Eso es lo que hacen cuando quieren fallar? La cuestión ahora es qué ocurrirá cuando Irán vuelva a su práctica habitual de emplear actores a sueldo para atacar a terceros. Como en el atentado contra Alejo Vidal-Quadras. ¿Y si el próximo ataque contra Israel es lanzado desde los vecinos Siria y Líbano, país este último, donde España tiene fuerzas de interposición? ¿Tampoco criticará Sánchez a Hizbolá?
Así que no se equivoquen. No es que Sánchez sea un cero a la izquierda como dicen en Israel. Eso no sería ni tan malo. Lo peor es que es un traidor como demuestra en la política doméstica y en su política exterior. Y, como bien recuerda Aznar, en nuestra historia hay muchos precedentes de deslealtad, pero hay pocos de traición. Y hoy tenemos uno al frente del Gobierno gracias a que él ha querido aliarse con los que quieren romper España y en su política exterior escoge alinearse con los enemigos de España. Más clara, el agua de Solares.
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