Cavando trincheras
El problema es que la vivienda no es más que la excusa de Rodríguez para cavar a favor de la obra de Ferraz su propia trinchera política, no vaya a ser que un día de estos acabe por quedarse sin poltrona
Acabar con la derecha. Esa es la solución de Isabel Rodríguez para atajar la escasez de vivienda en España. Así lo ha expuesto en el Congreso del PSOE este fin de semana. Cierto es que también ha anunciado una gran empresa pública, pero ella bien sabe (o, a lo peor, no) que es otro brindis al sol. Si alcanza a constituir la sociedad, que ya es mucho suponer, no pasará de ser otro chiringuito en el que colocar a los hermanos de las Sánchez-Acera de turno.
El combate feroz contra los elevados precios y la escasez de la vivienda es ya un clásico en los argumentarios de la ultra izquierda. Aunque dio sus réditos, en forma de escaños, ahí están Ada Colau o Irene Montero, pocas veces han ido más lejos del eslogan. Y, cuando lo han hecho, véase los ayuntamientos del cambio, ha sido para crear más problemas de los que ya había. Amenazar a los propietarios, coartarles su libertad para fijar precios en un mercado todavía libre y muy atomizado es el camino más corto para restringir la oferta de pisos, ya de por sí escasa.
Si estudiaran a fondo el sector, descubrirían que la estrechez del mercado obedece a que tal vez a los contratistas no les compensa echar horas extra en el único beneficio de las huestes de la ministra Montero o más bien porque son tantas las barreras para acceder a un piso que, por mucho que construyan, no van a encontrar demanda solvente. Con los subsidios de Yolanda Díaz disfrazados de contratos fijos-discontinuos o la renta real disponible no da para pagar una casa y los impuestos que lleva aparejados. Para comprar una vivienda de doscientos mil euros –un precio de risa en las grandes capitales de provincia– hay que disponer de cuarenta mil, que el banco no te financia y otros veinte mil que se lleva Hacienda. ¿Qué mileurista cuenta con ese caudal de liquidez? ¡Ni Begoña Gómez, con sus míseros cuarenta euros en el banco, tendría para empezar!
El problema es que la vivienda no es más que la excusa de Rodríguez para cavar a favor de la obra de Ferraz su propia trinchera política, no vaya a ser que un día de estos acabe por quedarse sin poltrona. El presupuesto de su Ministerio, que bien podríamos ahorrarnos a la vista de los resultados, se ha empleado en una campaña contra los pisos turísticos y en otra más contra Isabel Díaz Ayuso por negarse a topar los precios del alquiler. Ni se le ha pasado por la cabeza agilizar las obras en los terrenos abandonados propiedad de Defensa para levantar la vivienda social prometida por Pedro Sánchez en la campaña de las municipales y autonómicas. Y, ni mucho menos, examinar imponente carga fiscal de Hacienda a la compraventa, que encarece un diez por ciento los pisos. Le sale mucho más rentable cargar contra los malditos especuladores, que, por supuesto, para la señora ministra, sólo pueden ser gentes de la derecha.