Fundado en 1910
Desde la almenaAna Samboal

No insulten a las cloacas

Su problema es que se ha topado de frente con un tipo como Víctor de Aldama, un hombre que parece listo y cruel a partes iguales, a todas luces bien asesorado, consciente del valor de la información de la que dispone

Chonis, chulánganos, meretrices, gorilas vulgarmente conocidos como puertas, drogadictos, puteros… No conozco las cloacas, pero me da la impresión de que son algo más serio: gentes profesionales que, al borde o al margen de la ley, se juegan el pellejo para defender al Estado al que sirven, moviendo hilos en las sombras. No hay democracia que no las necesite, que no se sirva de ellas. Por contra, estos personajillos que pululan por la actualidad, reclamando para sí todos los focos –con notable éxito, todo hay que decirlo– son, si acaso, los chicos de los recados de esas cloacas, las piezas prescindibles de usar y tirar, los tontos útiles, el vulgar hampa usando el chantaje para mantener el chiringuito, reclamando el pago a los servicios prestados, su minuto de gloria.

Nunca hubieran debido salir a la luz, pero los colocaron en un púlpito, porque de ellos se sirvió Pedro Sánchez para tomar el control del Partido Socialista. Otros no se hubieran atrevido a desafiarlo. Ellos sí, porque a la vista está que no conocen límite. Y más allá de lo que puedan ir desvelando en su estrategia de navajeo callejero, la duda que queda por despejar es si el secretario general está al mando o si no es más que un peón, un rehén en manos de Santos Cerdán. Es, a todas luces, el jefe de la pandilla. Es cuando se anuncia un inminente informe de la UCO detallando sus andanzas cuando se abre la caja de los truenos de las filtraciones. Su problema es que se ha topado de frente con un tipo como Víctor de Aldama, un hombre que parece listo y cruel a partes iguales, a todas luces bien asesorado, consciente del valor de la información de la que dispone y con la frialdad suficiente para ir dosificando las descargas de vídeo o audio en función de sus necesidades y conveniencias. Su problema es que la Guardia Civil, que, como decía Zapatero, no atiende más que al Duque de Ahumada –a la ley y la Constitución, diría yo– lleva tiempo siguiendo sus pasos.

Al paso que van y si el presidente no convoca antes a los españoles a las urnas, el espectáculo del verano promete ser sangriento. Mucho tendrá que alzar la voz Alberto Núñez Feijóo para que se escuche lo que quiere decir a sus afiliados y a los ciudadanos en el próximo congreso del Partido Popular. Enfrente tendrá a un PSOE, o al partido de Pedro Sánchez, como acostumbra a decir Joaquín Leguina, que empieza a implosionar. Con un hombre al frente en evidente estado de parálisis, un hombre que ni siquiera es capaz de usar en su beneficio el Boletín Oficial del Estado, porque los socios que le acompañan no le dejan gobernar. Debe ser por eso que Emiliano García Page reclama elecciones inmediatas. A estas alturas, hay que tener valor para intentar abrirse paso con cualquier proyecto levantado sobre las siglas que respaldan su candidatura, porque son unas siglas que a estas alturas solo se sostienen sobre capas y capas de cieno. Ardua labor les espera, la de tomar el control de nuevo y construir un partido político que, cegado por las promesas de primarias, ha entregado el mando a un hatajo de sinvergüenzas. Nada que ver con las cloacas: olerán mal, pero es algo mucho más serio.

comentarios

Más de Ana Samboal

  • La corte de Pedro

  • La casta son ellos

  • Fango en el móvil

  • Manual de resistencia

  • Muertos de primera y de segunda

  • tracking

    Compartir

    Herramientas