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El observadorFlorentino Portero

No sólo de dinero vive la Defensa

La cumbre atlántica de La Haya, prevista para la última semana de junio, puede ser histórica. Sin duda Europa se va a rearmar, porque sus gobiernos sienten la necesidad objetiva de hacerlo ante la crisis del vínculo con Estados Unidos y el expansionismo ruso

Actualizada 01:30

No voy a aburrirles volviendo al tema de la inversión en Defensa, el 5% de Trump, el 3,5% + 1,5% de Rutte o el ya veremos si llegamos al 2% de Sánchez. Varios de los colaboradores de este medio han tratado el tema, además de su modesto servidor, y no creo que haya que añadir mucho más. En realidad, el debate se podría reducir a una breve sentencia: no es aconsejable comenzar la casa por el tejado porque, a lo peor, no se sostiene.

Quisiera invitarles a fijar su atención sobre otros aspectos no menos relevantes e íntimamente vinculados con la inversión. Tenemos que gastar más porque hace años que no lo hacemos en la magnitud mínima, pero también, en realidad y sobre todo, porque estamos en plena Revolución Digital. La tecnología cambia y no hay sector más sensible a las novedades en este terreno que la Defensa. La historia de la ingeniería va de la mano de la historia de la guerra. Ninguna institución ha exigido más a los ingenieros que las Fuerzas Armadas y los resultados están a la vista, aunque no siempre seamos capaces o tengamos la formación suficiente para verlo.

Si la ingeniería aporta nuevas capacidades se produce un efecto en cadena de carácter revolucionario. En primer lugar, harán falta nuevas doctrinas para su uso. Además, en algunos casos nos encontraremos con la necesidad de reorganizar las unidades ampliando su número, reduciéndolo o reconfigurándolo ¡Qué fue de los Tercios! La planificación de las plantillas es casi seguro que se verá afectada, más aún cuando asumimos que tenemos que actuar en nuevos entornos, como es el caso del espacio, el mundo cibernético o el ámbito cognitivo. Desde hace años sabemos que la Defensa necesita de un mayor aporte civil, pero para que eso sea posible debemos establecer un nuevo marco normativo y retributivo, que haga que esos puestos resulten atractivos. A medio camino está la revisión en profundidad de lo que debe de ser en el futuro la carrera militar, que muestra ya síntomas de anacronismo, y, desde luego, la asignatura pendiente de la defensa española: la reserva. Resulta difícil creer que con los problemas que venimos teniendo desde hace años para reclutar no hayamos sido capaces de desarrollar una reserva moderna, pero es así, no lo hemos hecho. Por último, y desde luego no es lo menos importante, ¿qué esperamos de un oficial en este nuevo tiempo histórico? Es obvio que las virtudes castrenses son inamovibles, por mucho que choquen con el relativismo imperante, pero la formación complementaria a la estrictamente militar está en cuestión.

La Defensa es el primer pilar de la soberanía porque debe garantizar la pervivencia de la comunidad. El conjunto de reformas que tendremos que afrontar, a tiempo o a destiempo, con criterio o sin él, es enorme y complejo. A los líderes militares corresponde plantearlas en sede parlamentaria, para asegurar que nuestros representantes tienen la información necesaria. Pero, a la postre, es al Gobierno de la Nación a quien corresponde decidir qué reformas hacer y dotar las partidas presupuestarias para su implementación y mantenimiento.

La Defensa es un proceso que se prolonga en el tiempo. Su planificación es de largo plazo, por lo que la perspectiva anual o de legislatura resulta inviable. No se trata de trabajar de espaldas al poder legislativo, sino de que en su seno se llegue a acuerdos de larga duración. De otra manera no dispondremos de la defensa que necesitamos.

La cumbre atlántica de La Haya, prevista para la última semana de junio, puede ser histórica. Sin duda Europa se va a rearmar, porque sus gobiernos sienten la necesidad objetiva de hacerlo ante la crisis del vínculo con Estados Unidos y el expansionismo ruso. Pero al mismo tiempo todos los estados que conformamos la OTAN tendremos que afrontar cambios importantes en la organización de la defensa, tratando de adaptarnos a una nueva época, a la Revolución Digital que está sacudiendo el conjunto de nuestro mundo.

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