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Ecologismo: Sánchez frente a El Innombrable

La verdad prohibida es que uno se limita a parlotear, escurrir el bulto y mentir mientras que el otro aprobó un plan con hechos concretos que reforestó España

Act. 20 ago. 2025 - 16:20

Los expertos estiman que la deforestación máxima en España se registró a mediados del XIX. Los montes estaban pelados porque la flota se había construido con madera, por la expansión de la minería y por la importancia del pastoreo de la Mesta. Se calcula que en el peor momento solo había 6 millones de hectáreas arboladas.

¿Y algún gobernante hizo algo al respecto? Pues sí, y a riesgo de ser multado por las leyes sectarias de «Memoria» merece la pena recordarlo, en días en que vemos cómo nuestro patrimonio natural es pasto de las llamas.

Si Bolaños leyese la frase que voy a escribir a continuación tendría que llamar raudo a un guardia para que levantase acta y me empapelase: Franco fue el gran reforestador de los montes de España, mientras que el ampuloso seudo ecologista que hoy nos gobierna se queda en palabrería huera y en la práctica no hace nada.

En pleno fragor de una durísima Guerra Civil, el Gobierno de Burgos ya pensaba en la España del futuro y se preocupaba de dos asuntos medulares: el agua y los bosques. En junio de 1938 se encargó un Plan General de Repoblación Forestal de España. Le fue encomendado a dos especialistas con experiencia, Joaquín Ximénez de Embún, ingeniero jefe del distrito forestal de Soria, y Luis Ceballos, ingeniero del distrito forestal de Ávila. Se les apremió para que trabajasen rápido y en enero de 1939, tres meses antes del final de la contienda, presentaron su proyecto. El objetivo era producir más madera, contar con más bosques y favorecer la colaboración con los propietarios.

Los dos ingenieros se pegaron un palizón. Dividieron España en 16 regiones forestales. Evaluaron la situación de cada una al detalle y trazaron un plan a la medida de sus diversas necesidades. Lo que más sorprende al estudiar el tema con la mirada de hoy es que aquella gente pensaba a largo plazo. El proyecto estaba previsto para un período de ¡cien años!, con el objetivo declarado de reforestar 6 millones de hectáreas (1,5 veces la superficie de Extremadura). De un 11% de monte alto por región forestal se pasaría a un 23%, que en las zonas Pirenaica y Vasco-Cantábrica alcanzaría un 40%.

El 46% de las tierras sobre las que se actuó fueron compradas por el Estado, un 48% era de propiedad comunal, y un 6%, privadas. El Gobierno compró semillas y arbustos, construyó viveros, contrató al personal y se pusieron manos a la obra.

¿Y qué pasó? ¿Fue un globo de gas o se logró algo concreto? Entre 1940 y 1966 se reforestaron 75.000 hectáreas de media anual, que de 1960 a 1979 se elevaron a cien mil al año. En 66 años –pues el plan siguió funcionado tras la muerte de su impulsor– se reforestaron 5 millones de hectáreas, que suponían en 2006 el 17,5% de la superficie forestal española. La gesta fue saludada por destacados expertos europeos.

Hoy observamos sobrecogidos el horror de un fuego imparable y nos embarga la sensación de que la España forestal está herida de muerte. Pero no es así. Frente a las paupérrimas 6 millones de hectáreas de superficie forestal de mediados del XIX, hoy España cuenta con unos 19,2 millones. Es verdad que en parte se debe a que mucho campo que antaño se cultivaba ahora es bosque –y muchas veces descuidado–, pero es también el fruto verde de aquel audaz plan de 1939.

¿Cuántos árboles ha plantado Sánchez, el mega-ecologista que clama por un «pacto de Estado contra la emergencia climática»? Ninguno. ¿Y El Innombrable? Millones. ¿Cuántos embalses ha construido Sánchez para aliviar a la España seca y para prever y limitar los efectos de las danas? Ninguno, más bien ha actuado en sentido contrario, con aquella obtusa vicepresidenta Ribera como ariete. El Innombrable aprobó un Plan Hidráulico en 1940 y construyó numerosas presas. ¿Cuántas viviendas de protección oficial ha levantado Sánchez, el gran patriarca socialista que cada tres meses presenta con bombo y platillo un nuevo plan? De las 184.000 que prometió en abril de 2023, año y medio después solo había entregado un 5,5% (y no doy las cifras de El Innombrable porque no quiero dormir en chirona).

¿Por qué antes se podían hacer planes a futuro y para toda España y ahora no? Pues porque existía un Gobierno español con mando real, y no un instituto de propaganda y consejos sociales con un figurín al frente. También porque los Ejecutivos pensaban a largo plazo, y no bajo taquicardia cortoplacista de las redes y los sondeos, y porque en los gabinetes se sentaban técnicos de prestigio, que antes habían trabajado, y catedráticos y hasta algún empresario. No soy un nostálgico de Franco y prefiero de largo haber vivido en la etapa que me ha tocado. Pero la comparación factual con Sánchez es demoledora.

¿Volveremos a tener un Gobierno algún día en España? Espero que sí, y por gobernar entiendo hacer, no parlotear y mentir. La última falacia del personaje llegó ayer mismo: su afirmación en rueda de prensa sin preguntas de que esta ola de calor ha sido la mayor desde 1975, cuando es la tercera. Tuvo que corregirle hasta la propia Moncloa en su nota de prensa.

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