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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Gracia natural

No me gusta el otoño porque es prueba del camino hacia los bosques afligidos. De ahí la necesidad de contar algo divertido antes de que se nos caigan las hojas de los árboles a la cabeza

Act. 21 sep. 2025 - 10:28

Mañana, 22 de septiembre, nace el otoño. No me gusta porque es prueba del camino hacia los bosques afligidos. De ahí la necesidad de contar algo divertido antes de que se nos caigan las hojas de los árboles a la cabeza. Tomaba una copa con un diplomático uno de estos días que ignoran si son jueves o lunes. «Me quedan dos años de servicio a España y me temo que los pasaré arrestado en cocinas». Es de todos los diplomáticos conocido el sentido del humor del ministro Albares, al que Ramón Pérez-Maura ha inmortalizado como Napoleonchu. El insensato del diplomático sabe, como todos sus compañeros, que su ministro celebra todos los chistes con su abierta sonrisa o carcajada fácil siempre que el chiste no sea de bajitos. Y en un momento de mal interpretada confianza le contó el del camarero en Marbella.

-Oye bien ministro, porque es muy gracioso. En Marbella, un camarero de escasa estatura apunta lo que desea comer un fornido cliente vasco. De primero, menestra. Pero menestra vasca, que aquí tenéis unas legumbres y hortalizas que en mi tierra damos a los cerdos. De segundo, un entrecote de vaca vasca, que las de aquí parecen de broma. Y de postre, una buena cuajada, que aquí la despacháis de bote. Y si me permite decirlo, con esa estatura de tapón no se puede servir en público.

El camarero no pierde los estribos.

-Mire, voy a intentar, dentro de lo posible, que este bajito sirva a gusto del cliente. ¿Siempre ha comido usted así de bien?

-¡Siemprrre,siemprrre! La diferencia entre usted y yo es que usted es camarero en Marbela y yo soy párroco de Algorta.

-No me hace gracia.

-A mí, señor ministro, a medida de estar contándoselo, menos. Pensaba nombrarle en La Haya. Pero he cambiado de idea. Embajador en Gaza. Recibirá con honores de Jefe de Estado a don Pedro Almodóvar que dice cosas preciosas de Hamás.

-Pero olvida a los rehenes.

-A cocinas, como en la mili.

-¡Pues voy a decirle algo que no le va a gustar! ¡Cuando se pone el uniforme, su aspecto es ridículo!

-¡A cocinas!

-Payaso.

Charla normal en el ministerio. En Moncloa son más desagradables.

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