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18 de abril de 2024

Cartas al director

Futuro, ¿qué futuro?

Recientemente, leyendo la prensa digital, me encontré con una entrevista al profesor Santiago Niño Becerra, catedrático de la asignatura de Estructura Económica en la Universidad Ramón Llull, de Barcelona. En la misma, se hacía referencia al último libro publicado por el entrevistado: Futuro, ¿qué futuro? Claves para sobrevivir más allá de la pandemia.
El inquietante título, despertó mi curiosidad. Al finalizar la lectura, me invadía un sentimiento de incredulidad, no obstante lo acertado de las anteriores predicciones del docente. Hasta que entendí que no eran opiniones, y que se trataba de hechos reales.
El futuro será para los que estén preparados; para los demás, renta básica, ocio gratis y poco más.
Ahora comprendo el interés de muchos gobiernos en implementar diversas formas de rentas básicas para una población a la que habrá que entretener con ocio gratis y algo de poco más, según la idiosincrasia de cada nación.
En definitiva, en un futuro próximo solo un limitado número de personas altamente preparadas serán capaces de afrontar los cambios tecnológicos.
El resto, a esperar el fin de sus días contentándose con vivir de manera muy ociosa, aunque muy frugal, es decir: pobreza encubierta.
Lo afirmado por el profesor será de aplicación en el, todavía, llamado mundo libre.
Los nacionales de Rusia, China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, y otras acreditadas democracias, seguirán disfrutando de las excelencias de la Revolución Bolchevique.
Terceros países, como los de África y Latinoamérica, estarán abocados a ser, simplemente, generadores y suministradores de materias primas.
Por todo lo expuesto, no puedo evitar pensar en la célebre frase atribuida al astronauta Jim Lowell, comandante de la fallida misión espacial Apolo XIII.
«Houston, tenemos un problema».
En efecto, tendremos un problema añadido a la hora de financiar, además de todo lo anterior: pensiones de jubilación, sanidad, educación, dependencia, etc.
Especialmente, con una esperanza de vida cada vez mayor, y una tasa de fecundidad en caída libre.
La mayoría de ENG (expertos no gubernamentales), nos dan diferentes versiones de:
¿Cómo afrontar la situación?
Sin embargo, otros piensan que, en primer lugar, deberíamos preguntarnos:
¿Por qué tenemos que buscar soluciones?
Propongo al lector elegir y argumentar su opción.

J.Manuel Clavijo (Lolín)

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