Cartas al director
Hay que cambiar nuestro sistema de gobierno
La principal diferencia entre democracia directa y la indirecta radica en quién toma las decisiones. La democracia directa, los ciudadanos participan directamente de las decisiones políticas a través de mecanismos como referéndum, plebiscitos o consultas populares, no hay intermediarios entre el pueblo y la toma de decisiones. De esta forma hay mayor participación ciudadana, mayor control sobre las decisiones políticas, mayor conocimiento de las necesidades de la ciudadanía.
Con este sistema se evitan corrupciones y latrocinios. Las diez acciones democráticas son honestidad, solidaridad, responsabilidad, pluralismo, libertad, justicia social, tolerancia e igualdad.
Nuestras libertades se van perdiendo, nuestras democracias están convirtiéndose en partidocracias, definidas estas, como «aquella forma de Estado en que las oligarquías partidistas asumen la soberanía efectiva»; el partido que gobierna tiene el poder ejecutivo, legislativo y nombra a los jueces. El espíritu crítico, el diálogo, la capacidad de discernimiento se ha perdido.
Se debe limitar los mandatos a los representantes del pueblo, lo máximo en dos candidaturas y una vez acabada su función de servicio a la sociedad, debe volver a su trabajo anterior y, si no lo tiene, a buscarlo. Los privilegios, aforamientos, etc. deben de desaparecer por completo; todos debemos ser iguales en derechos y obligaciones. El sistema de voto no se debe hacer por cumplimiento del partido; se vota a personas, no a partidos que siguen la disciplina de sus líderes. Esos representantes deben dar cuenta a sus votantes en la circunscripción donde se han presentado, de sus demandas y quejas. De esa manera, si no cumplen con las promesas y las necesidades de sus votantes, en la próxima no serán elegidos.
¿Cómo se soluciona esta situación vivida y consentida desde hace muchos años, con nuestro sistema de gobierno?
La solución está en la Educación… Los sistemas educativos que hemos tenido y tenemos han sido y siguen siendo nefastos. Si no se hace un Pacto de Estado en Educación, estableciendo unas pautas de trabajo, exigencia, esfuerzo y valor a todos los niveles, jamás avanzaremos.
Siempre recuerdo las palabras del filósofo y jurista español D. Antonio Escohotado (1941-2021): «Un país es rico porque tiene educación».