Cartas al director
Legislatura agotada
Con independencia del baile de cifras de unos y otros, quienes no pueden decir que la manifestación del pasado domingo fue un fracaso, como han dicho, son los miembros de la dirección socialista: su jefe no puede pisar la calle, y hace un mes que no se atreve a aceptar preguntas de los periodistas. Es la prueba más evidente de que no les va bien. No pisan la calle porque saben que les esperan insultos y gritos que duelen. La última lección fue la visita de los Reyes a los afectados del volcán de La Palma para escuchar sus lamentos, cosa que Sánchez no se atreve a hacer. Feijóo tiene camino por delante, pero puede ser presidente si no comete muchos errores.
El primer reto lo tiene en el congreso del partido, del que se espera mucho. Está obligado a vender mejor su proyecto, potenciar la ejecutiva y que se visualice un gobierno en la sombra que ofrezca confianza. El segundo reto es captar los votos de los desencantados del PSOE escandalizados por la corrupción y la falta de moralidad del sanchismo, y captar votos de Vox. En su intervención en la plaza de España, con la plana mayor de los dirigentes autonómicos y el apoyo incuestionable de Aznar y Rajoy, Feijóo centró su discurso en la crítica al comportamiento del gobierno. «Esto no va de siglas, dijo, sino de decencia, dignidad, democracia y España», y enumeró sus compromisos si alcanzaba el gobierno, entre los que incluyó la honestidad en el ejercicio público, la defensa de la justicia, la libertad de los periodistas y los policías honrados; que no haya más fontaneros que los que ejercen su profesión, la honestidad frente a la corrupción y la verdad frente a la mentira. Promovió una «revolución de la decencia» y que se convoquen elecciones ya.
Vox no es lo que más inquieta a Feijóo. Su prioridad es que el congreso del partido le salga bien y dé empuje al PP. Después, su objetivo es ganar con margen suficiente para gobernar sin socios no deseables. Las alegrías del domingo se completaron con el triunfo de Alcaraz y la salida a hombros de Morante de la Puebla, de Las Ventas.