Cartas al director
Bochorno artificial
Conveniente sería –y recurriendo al Bochorno Artificial (BA)– trasladar la ubicación geográfica de España. Acaso en alguna remota zona sudamericana o africana, donde aún se utilizan los hornos para soliviantar los bollos, la presencia del presidente español Pedro Sánchez pasase inadvertida.
El BA es una modalidad de inteligencia cibernética todavía en pañales, de ahí que hasta su denominación esté a examen, a la espera de que sinvergüenza, caradura, hipócrita e incluso chuloputa esquizoide de lo Artificial pasen el preceptivo filtro nominal. Mas dado que la apreciación «este sabe latín» y que la terminología científica y astronómica recurren a la etimología clásica para nombrar a las cosas, los encargados de poner nombre a esta reciente modalidad de personaje político son reacios a las acepciones antes reseñadas y se inclinan por Petrus sanchesis.