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06 de mayo de 2024

En primera líneaPedro Fuentes

La ignorancia del trapero

Los que practican la soberbia siembran el futuro de temor, con ejemplos de ausencia en la celebración del día de la Constitución, o de luchas de pupitre en un pandilleo de a ver quién es más líder. Les pasará factura y corren el riesgo de quedarse sin voz. ¿Cómo es posible esta falta de sentido común?

Actualizada 11:03

Decía el economista francés Serge Latouche que «el decrecimiento, al igual que promueve el reciclaje de desechos materiales, también debe interesarse por la rehabilitación de los excluidos. Y si el mejor reciclaje consiste en desechar menos, la mejor forma de rehabilitación social consiste en evitar la exclusión».
En la actual sociedad española el decrecimiento y la exclusión existen. Nuestros gobernantes no ejercen las funciones adecuadas, abrazando la actitud política del camuflaje ante determinante e insostenible situación. Quizás el gobierno actual, en su encantamiento comunista, piense que esta demagógica rehabilitación viene de la antorcha luminaria de sus decretos y de la elucubración de postulados sociales de rancio sabor añejo.
La realidad es que no existe tal rehabilitación y la exclusión se manifiesta de dos maneras distintas.
En primer lugar se gesta desde las políticas sectarias del gobierno al construir, como un trapero, un nuevo traje con los pedazos de retales ideológicos de disparatados colores. Recordemos los «momentazos» de la ley de educación, ahora ley adalid de la embajada de nuestro país en el Vaticano, los panfletos dadaístas del «ministerio de igualdad» por su estupor absurdo, los vítores de héroes nacionalistas con su acoso al castellano, el abandono a los trabajadores autónomos, y todos esos «magos asesores», entre otros, todos ellos relatores de un humo que dibuja con letras mayúsculas la exclusión.
Todos dignos en sus oficios de traperos al desmantelar el cuerpo, el alma y el espíritu de la Constitución del 78, la cual, sin excluir, creció en el desarrollo de la inclusión de todos los españoles en un marco legal de derecho que nos concedió la tan ansiada rehabilitación social.
Ilustración: Pedro Sánchez (La ignorancia del trapero)

Lu Tolstova

Ahora tenemos que asistir a la incapacidad para el diálogo. Ni siquiera son capaces de constituir una Ley de Pandemia en el límite de la esperanza.
Pero en segundo lugar, también nuestros políticos se excluyen ellos mismos de sus deberes para los que fueron elegidos en las urnas. Cometen los errores que no deberían ni pensar ni practicar ni legitimar con el uso de la ley. Los que denostan sectariamente a golpes de decretazos, caminan con dificultad democrática hacia la prosperidad de los españoles.
Los que practican la soberbia siembran el futuro de temor, con ejemplos de ausencia en la celebración del día de la Constitución, o de luchas de pupitre en un pandilleo de a ver quién es más líder. Les pasará factura y corren el riesgo de quedarse sin voz. ¿Cómo es posible esta falta de sentido común? ¿Confundidos con el «noble acuerdo» que nos representa desde el 78? Quizás una mayoría de los votantes no lo entiendan y del no comprender lleguen al no aceptar.
Los partidos políticos están ya cortando retales en un «todos a una» preparando el disfraz para el carnaval que se nos viene encima, de cara a unas nuevas elecciones. Unos por sectarismo, otros por soberbia y otros por «adolescencia política» se disponen a darnos la última estocada.
Resulta melancólico que solamente recuperen el sentido de identidad para trapear con cada renglón de la Carta Magna. Sepan que cada una de sus «iluminaciones» se traducen en un español excluido de aquel espíritu de consenso que nos condujo a la paz y al progreso. Necesitamos un gobierno que con sus actos nos guíe hacia la prosperidad en la concordia de valor de verdad. ¡Señores! Menos reciclaje y así habrá menos desechos.
Es el tiempo donde los ignorantes traperos deben abandonar el timón político, sean del color que sean. El barco está rozando el peligroso arrecife de la ruina y la locura y, si les queda alguna duda, que miren en la RAE la definición de trapero, a ver si les suena.
  • Pedro Fuentes es humanista
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