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19 de mayo de 2024

En primera líneaLuis Núñez Ladevéze

La amnistía es el problema, Koldo no es la solución

Lo que el tiempo desvela es una pugna por asegurar el Estado de derecho ante los que lo amenazan para adaptar la amnistía a sus anhelos de independencia

Actualizada 01:30

Desde hace varios años escucho con atención los comentarios de algunas cadenas, principalmente la SER y la COPE. Salto de una a otra con agilidad gatuna para comprobar la fluctuación política. Los comentaristas acentúan las probabilidades de éxito de sus deseos internos. Cada cadena trata de persuadir a su auditorio del desenlace del partido que se celebra. No es posible empatar, o gana el manual de resistencia, y el gobierno cumple la legislatura, o cae el gobierno arrastrado por su debilidad –obviedad que, con matices, es compartida por todos los comentarios–.
Según el relato de la SER, que apuntala El País, la aritmética juega a favor de Sánchez y no hay modo de impedirlo. Según el relato de la COPE, apuntalado por periódicos «conservadores», la inestabilidad que causa una amnistía y la corrupción levantada por el «caso Koldo» (SER), «caso Sánchez» (COPE), impulsan el tiempo contra el Gobierno. Asumiendo un papel de comentarista que no oculta su deseo, añado una posible previsión del desenlace.
La SER no repara en que día a día aumentan las dificultades del sanchismo para controlar el bastón de mando. La argamasa del muro se debilita. Si los deseos del comentario han de ajustarse al acontecer, los hechos van mostrando que lo que está en juego no es una pugna entre una derecha españolista y un socialismo constitucional apoyado por nacionalistas antiespañoles. Lo que el tiempo desvela es una pugna por asegurar el Estado de derecho ante los que lo amenazan para adaptar la amnistía a sus anhelos de independencia. El horizonte que se va aclarando tiene una variable independiente que, ocupados en la SER de animar la suma aritmética del Congreso, se resisten a apreciar. Empecinados en aglutinar tras el muro un españolismo que compendia la extrema derecha y la derecha conservadora contra un Gobierno apaciguador de una ansiedad solo política, no advierten que esta reclamación está cada vez más lejos de constituir el debate entre oposición y gobierno.
Ilustracion pedro sanchez psoe

lu tolstova

En España no se enfrentan dos opciones correlativas, un nacionalismo españolista frente a otro independentista, que el Tribunal Constitucional tendría que conciliar. Por mucho empeño que pongan, la explicación no aborda la causa de que aumente la pugnacidad entre Poder Ejecutivo y poder judicial. Esta tensión no es partidista, afecta a la profesionalidad de funcionarios y magistrados, a su dignidad como garantes de la identidad democrática de un Estado de derecho.
La identidad democrática arraiga en la Constitución, es indiferente a cualquiera otra identidad. Todo conflicto queda subordinado al acuerdo de voluntades entre ciudadanos soberanos, principio axiomático para un entendimiento jurídico de la democracia: no hay libertad si la identidad personal que respalda el acuerdo de voluntades constituyentes se supedita a las conveniencias de una pretensión nacionalista. Como esto es lo que pone en cuestión la amnistía y lo que desmantela la alianza entre el Gobierno y los nacionalistas, los funcionarios no pueden plegarse a un ataque cuyo objetivo es desfigurar el principio constitutivo al que sirven. Es el motivo por el que los fiscales actúan como fiscales independientes, aunque al fiscal del Estado lo nombre quien todos sabemos que lo nombra.
Aparte fiscales, jueces y funcionarios, muchos militantes del partido socialista son ya sabedores de que el sanchismo les lleva a un laberinto sin salida autonómica ni electoral. Tendrán que elegir entre defender al Estado o dejarlo al pairo. Supongamos que se plantea una moción de censura a la que paulatinamente nos aproximamos. Supongamos que el PP no es tan estúpido como Vox de presentar a destiempo a Tamames para perder la moción. Supongamos que pacta con la disidencia interna del PSOE para que la encabece. Cualquier nombre capaz de dilucidar entre ser instrumento del nacionalismo español o catalán, o ser instrumento de la identidad democrática, podrá aceptar la encomienda. La imaginación puede situar aquí el apellido que desee, Madina, Redondo, Leguina, García Page… ¿Cómo podría el sanchismo agrupar este respaldo bajo la fachoesfera? Imposible que un socialista se deje votar por Vox ¿Tan imposible como que se deje votar por Bildu? Vox será mero instrumento para la moción, porque lo que le obligará a sumarse será el antisanchismo, no el programa que represente la moción. Un programa convenido entre populares y socialistas, por ejemplo.
Basta que, tras las elecciones europeas, el PP afiance su ventaja y el PSOE aparezca más débil de lo que está, para que este relato pase de imaginativo a probable tras el agosto veraniego. Lo que invita a hacerlo plausible es el desenlace. El PP podría encaminar la legislatura sin apresurarse por ganar las elecciones. Vox solo pintará los votos que aporte y se desdibujará. El partido socialista tendrá una oportunidad de regenerarse. Los que lo avalen, por pocos que sean, no temerán que un sanchismo, que se diluirá como un azucarillo en agua, adopte represalias y algunos aspirantes verán la luz para las próximas elecciones. Castilla la Mancha reelegirá a García Page, para que el PSOE, reencontrado consigo mismo, inicie la recuperación sin que el poder sea su único aglutinante.
En esta apuesta ganan hasta los llamados a perder. El Estado de derecho vence. La fiscalía europea tranquiliza a Europa del peligro de una escisión patrocinada por Putin. El PSOE rehace su camino e indulta a los encausados si muestran su arrepentimiento devolviendo lo sustraído. El Constitucional resuelve que exigir la devolución quebranta el principio de igualdad pues hasta ahora nadie devolvió nada. El PP afronta las elecciones del 27 con mejores perspectivas. Los catalanes constitucionales respiran tranquilos sofocados los sediciosos que seguirán con las suyas. La ultraderecha queda reducida a límites inofensivos. El CGPJ se renueva pacíficamente. Puigdemont vive mejor en Waterloo si consigue acta de eurodiputado. ¿Qué más podría esperar un tertuliano de la SER para ser feliz?
  • Luis Núñez Ladevéze fue profesor y periodista
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