El PSE gobernará con Bildu
En fin, este es el panorama que tenemos por delante, salvo que el PSOE entre en barrena, se produzca una debacle, Pedro Sánchez desaparezca y algún socialista honrado –con memoria histórica de verdad, especialmente con respecto a sus 14 militantes asesinados por ETA– pare este despropósito
No hace falta ser un experto en demoscopia para aventurar que el próximo Gobierno Vasco estará formado por una alianza entre Bildu y el PSE. Desconozco si tal engendro será fruto de un acuerdo de investidura, un pacto de legislatura o un gobierno de coalición, pero Bildu se hará con la presidencia del Gobierno Vasco gracias a un acuerdo con el PSE. Para llegar a esta conclusión basta repasar los resultados de las últimas convocatorias electorales y observar los últimos movimientos de ambas formaciones, vayamos con ello.
Aunque en las elecciones municipales de mayo de 2023 el PNV estuvo en votos algo por delante de Bildu, logró menos concejales –981 frente a 1050–. En las generales de julio ya empataron en votos y escaños –5 cada uno, si bien Bildu obtuvo otro más en Navarra– el mismo empate a 27 escaños logrado en las autonómicas vascas de 2024. Es más que evidente que Bildu es un partido al alza frente al paulatino retroceso del PNV, y está claro que ante esta situación el PSE, escaso de principios y con muchas nóminas que atender, no hará ascos al cambio de pareja si resulta necesario para seguir en el machito.
Analicemos ahora las decisiones políticas que sustentan el título de este artículo. La primera fue sin duda el apoyo de EH-Bildu a la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa en 2018, si bien es un indicio más claro para sostener nuestra tesis, lo ocurrido en Navarra desde las elecciones autonómicas de 2019. No solo entonces, sino también en 2023, la candidata del PSN María Chivite, sin haber ganado las elecciones, fue investida presidenta gracias a los votos de EH-Bildu. Como contraprestación a este acuerdo, le siguió en diciembre de ese mismo año la moción de censura conjunta de PSN y EH-Bildu para entregar la alcaldía de Pamplona al candidato de Bildu, arrebatándosela a UPN que había ganado las elecciones. Navarra ha sido para el Partido Socialista un banco de pruebas, tan exitoso como humillante, para ensayar futuros acuerdos de mayor calado.
A lo anterior hay que sumar otros dos indicios que, pese a parecer una anécdota, no lo son, en relación a un futuro Gobierno Vasco. El primero, las recientes palabras del portavoz de Bildu en el Senado en ETB apostando, frente a la decisión de Junts per Catalunya de retirar su apoyo al gobierno, por la continuidad de Sánchez como «ventana de oportunidad para obtener beneficios para Euskal Herria». Ya saben, una alianza de progreso frente al avance de la derecha y la ultraderecha.
El segundo y más sorprendente, pues todavía PSE y PNV forman gobierno de coalición, la primera rueda de prensa conjunta de hace unos días en el Parlamento Vasco, en la que Bildu, Sumar y el PSE presentaron un texto a favor de la construcción de un centro de refugiados en Vitoria. En el comunicado que leyeron afirmaban que querían mostrar «la mayoría progresista del Parlamento y su compromiso por abordar este debate desde la responsabilidad, la defensa de los derechos humanos y la apelación al diálogo». Lo de los derechos humanos, viniendo de Bildu, es para echarse a temblar.
En fin, este es el panorama que tenemos por delante, salvo que el PSOE entre en barrena, se produzca una debacle, Pedro Sánchez desaparezca y algún socialista honrado –con memoria histórica de verdad, especialmente con respecto a sus 14 militantes asesinados por ETA– pare este despropósito. Sé que planteo casi un imposible, pero la esperanza, también en política, es lo último que se pierde.
- Carlos de Urquijo fue delegado del Gobierno en el País Vasco