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08 de mayo de 2024

TribunaFernando Ramos

Sánchez evidencia como su «necesidad» disuelve sus pocos principios morales

No es que mienta, es que no lo interpretamos bien

Actualizada 01:30

Contemplando objetivamente la realidad cotidiana de España, que se desprenden de las decisiones que va tomando Pedro Sánchez, al tenor de lo que le exigen sus socios de Gobierno, vienen a cuento aquellas palabras de Cicerón, quien dijera: «Cuando un pueblo está decidido a ser esclavo y se halla degradado, es una locura tratar de animar de nuevo en él el espíritu de orgullo y honor, de libertad y amor a las leyes, pues abraza con entusiasmo sus cadenas con tal de que lo alimenten sin ningún esfuerzo por su parte». Sánchez parece dispuesto a cumplir todos los flecos pendientes de sus pactos con sus socios, se modo que cuando todavía no nos hemos repuesto de una de sus decisiones nos abruma con otras. Pero es que es además un gran malabarista del lenguaje, lo que evidencia aquella famosa cita de François de la Rochefoucauld de que «para el hombre ambicioso, el buen éxito disculpa la ilegitimidad de los medios». Aunque todavía es mejor la más próxima a propósito de aquello de hacer de la necesidad, virtud: «La necesidad disuelve como azucarillos los más arraigados principios morales», que dijera Fernando Gamboa González. Aunque nada supera la de nuestro Enrique Javier Poncela de que «para ser moral basta proponértelo; para ser inmoral hay que poseer condiciones especiales». Así que hay otros grandes asuntos en marcha.
La confesión del presidente, apenas unas horas después de negar que tal evento figurara en su agenda, de que espera reunirse muchas veces en lo venidero con el fugado Puigdemont y el indultado Junqueras para la «normalización»: o sea, recoger el fruto del perdón al que delinque es prueba del malabarismo de las palabras. Cuando dijo que no estaba en su agenda encontrarse con el de Junts se puede interpretar en que no estaba en sus planes, sin más, el convivio con el que prometiera traer ante los jueces, que por algo mandaba en el fiscal. Y no es que mienta, es que no lo interpretamos bien. Y ha habido una expresión cinematográfica de nuestra realidad, cuando una empleada de la Generalitat retiró la bandera de España, después de las palabras del presidente Sánchez por su reunión con Aragonès.
Tenemos al abogado de los narcoterroristas colombianos de las FAR, destacado miembro de Sumar, secretario general del PCE, Enrique Satiago (a quien encargara la «Agenda 2030»), en esta función, que es el tenor mayor de la propuesta, en vieja aspiración de los compañeros de viaje del doctor Sánchez a una nueva reforma del Código Penal para retirar del mismo el enaltecimiento del terrorismo y las injurias a la Corona y a los símbolos nacionales, que es pertinaz empeño, esta vez admitido a trámite de nuevo. Pero en esta ocasión, el asunto tiene más perfiles favorables. El abogado de los narcoterroristas de las FAR colombianas exige que los tuiteros puedan alabar a ETA o perpetrar los hasta ahora delitos de ofensa a los sentimientos religiosos y de injurias al Gobierno, a los miembros del poder judicial, al Ejército.
El proyecto de desmontar el Estado poco a poco se produce en varios frentes. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha calificado como «despropósito presupuestario» que supone otra cesión de Sánchez en sus pactos con el independentismo, nada menos que 1.600 millones para incrementar los efectivos de los Mossos, que no superan los 20.000 agentes frente a los 70.000 tanto de la Policía como de la Guardia Civil. Dice el SUP que se trata de reducir la presencia de las fuerzas del Estado en aquella comunidad, que se consumará con un ansiado y repetido trofeo, el edificio institucional como lo es la Jefatura de Vía Layetana». Y al tiempo, la portavoz de Junts, Nogueras, ahora ya en la agenda de Sánchez, sigue atacando a los jueces «que no son intocables, sino indecentes». Claro que cuenta con la tolerancia de Francina Armengol que le permite decir lo que quiera sin trabas desde la tribuna del Congreso. Y atentos a la agenda venidera. ¿Es que Bildu tiene en cartera y proyecto su propio asunto, cuando se resuelva lo de la amnistía, plantear poner en la calle a los etarras que siguen en prisión? Resulta que determinadas cesiones al País Vasco y Cataluña no van a romper la caja única de la seguridad social ni la del propio papel del Estado en cuanto a la uniformidad fiscal que debe regir para todos los ciudadanos. Claro que todo es posible cuando hay que hacer de la necesidad virtud, aunque la necesidad disuelva como un azucarillo todos los principios morales.
  • Fernando Ramos es periodista
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