La figura de san José ha sido clave en la Iglesia católica. Fue quien estuvo a cargo de la tutela de Jesús, quien le enseñó el valor de la paciencia, de la espera, de la escucha y un oficio. A su paternidad se acogen los sacerdotes y grandes santos, con Teresa de Jesús, le encomendaban las fundaciones de sus conventos.
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