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23 de abril de 2024

El Santo Padre bendiciendo a una de las asistentes a la audiencia general de este miércoles 23 de febrero

El Santo Padre bendiciendo a una de las asistentes a la audiencia general de este miércoles 23 de febreroAFP

El Papa Francisco propone «encuentros reales» y no virtuales para esta Cuaresma

El obispo de Roma cree que este tiempo litúrgico puede ser una buena oportunidad para «cuidar a quienes tenemos cerca»

El Papa Francisco anima a que la Cuaresma de este año sea una oportunidad para luchar contra «la dependencia de los medios de comunicación digitales». En su mensaje para este tiempo especial de la Iglesia denuncia que el uso excesivo de internet «empobrece las relaciones humanas». Por ello, considera preciso cultivar una comunicación humana más integral, hecha de «encuentros reales», cara a cara.
El próximo día 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, será una Jornada de Ayuno por la Paz, para pedir especialmente por la situación de Ucrania. A partir de ese día y hasta la Semana Santa, el Santo Padre propone como lema para este año una frase de la exhortación de san Pablo a los Gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos».
El Papa Francisco alerta en este mensaje contra la tentación de bajar los brazos ante «el desaliento por la pobreza de nuestros medios». Una tentación que nos llevaría a «encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás».

Dios nunca se cansa de perdonar

Como propuestas concretas que pueden ayudar a los cristianos durante este periodo, el Papa insiste en la necesidad de «pedir perdón en el sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación, sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar». También anima a luchar contra la concupiscencia, «esa fragilidad que nos impulsa hacia el egoísmo y a toda clase de mal», presente en la dependencia de los medios de comunicación digitales.
Junto a practicar la limosna, el obispo de Roma cree que esta Cuaresma puede ser una buena oportunidad para «cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida». Considera que estamos en el tiempo propicio «para buscar –y no evitar– a quien está necesitado; para llamar –y no ignorar– a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar –no abandonar– a quien sufre la soledad».
En este tiempo de conversión, el Papa Francisco asegura que «el ayuno prepara el terreno, la oración riega, la caridad fecunda». Eso sí, advierte que el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre, sino que «han de ser conquistados cada día».

Desde la caravana de los gitanos

La presentación del mensaje de Cuaresma de este año ha tenido un invitado especial en el Vaticano. Se trata de Massimo Mostioli, un sacerdote de la diócesis de Pavía (Lombardía) que se dedica a la pastoral con gitanos y que, como ellos, vive en una caravana. Tiene como modelo a un beato español, Ceferino Jiménez Malla ‘el Pelé’, asesinado por odio a la religión en 1936 y de quien se celebra este año el 25 aniversario de su beatificación.
Mostioli ha querido recordar la labor del fundador de su comunidad, el padre Mario Riboldi, vinculado al mensaje de la Cuaresma de este año: «No nos cansemos de hacer el bien». Ha seguido su ejemplo en esta pastoral y asegura que hoy día es feliz con este servicio, ya que «poder anunciar la Palabra de Dios que salva y libera me da mucha alegría, a pesar de fracasos, decepciones e incomprensiones, nos enseñan a crecer en humildad».
Este sacerdote del norte de Italia confiesa que «en el trabajo pastoral, en la vida, las personas con las que nos encontramos no siempre son honestas, educadas y amables: a veces te exigen, fingen y engañan...». Frente a esta realidad, asegura que es importante perdonar y no dejarse contrariar por la ira y el resentimiento.
También afirma que «muy a menudo nos acercamos a los gitanos con muy buenas intenciones y buena voluntad, pero con muy poco cuidado. La voluntad no puede sustituirse al cuidado, la escucha y el amor, hay que dejarse tocar por las situaciones que nos dejan sin aliento».
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