Fundado en 1910

18 de abril de 2024

Alejandro Chafuen

Alejandro Chafuen, gerente y director internacional del Acton InstitutePaula Argüelles

Alejandro Chafuen: «La economía, sin un marco de Estado de derecho justo, no produce los resultados que debería»

Alejandro Chafuen, gerente y director internacional del Acton Institute, conversa sobre las relaciones entre liberalismo económico y pensamiento católico: desde los autores de la Escuela de Salamanca hasta León XIII

Alejandro Chafuen (Buenos Aires, 1954) es gerente y director internacional del Acton Institute, autor de libros como Faith and Liberty: The Economic Thought of the Late Scholastics (2003) y Raíces cristianas de la economía de libre mercado (2016). También es colaborador en medios como Forbes y preside en torno a setenta organizaciones. Durante estos días ha estado en España para participar en la jornada Relaciones abrahámicas: historia, retos y perspectivas. Una iniciativa del Acton Institute y el CEFAS (Centro de Estudios Formación y Análisis Social del CEU). Ha hablado sobre el pensamiento católico del Siglo de Oro, la propiedad privada y la libertad de comercio. Aunque destaca la relevancia de la Escuela de Salamanca, también alude a autores de la Baja Edad Media, como el dominico san Antonino o el franciscano san Bernardino.
– ¿Hasta qué punto es relevante Francisco de Vitoria, tanto en su defensa de los derechos humanos, como en su defensa de la propiedad privada?
– Cuando empiezo a estudiar este tema, en la Universidad Católica de Argentina, a finales de los años 70 y comienzos de los 80, Francisco de Vitoria ya era reconocido en el área del derecho internacional y de derechos humanos, pero no era conocido por sus contribuciones en economía. Aquello fue antes de la encíclica de Juan Pablo II Centesimus annus. Me enfoqué mucho en la parte que se ignoraba de Francisco de Vitoria como gran campeón del comercio libre, de la propiedad privada, de la noción de precios como consistentes con la estimación común, sin fraude, sin coerción y sin monopolio. ¿Qué es lo que hemos aprendido estos últimos quince o veinte años, de privatizaciones en muchos países? Que la economía libre, sin un marco de Estado de derecho justo, no produce los resultados que debería producir. Hay mucha gente que, con corrupción o cuasi corrupción —lo que se llama capitalismo de amiguetes o peronismo— se adueña de muchos de los beneficios del comercio, de la producción en grandes empresas, y eso le da mala fama a la economía libre. Ahora dos tercios del mundo no tienen Estado de derecho. Lamentablemente, la corrupción y la falta de Estado de derecho existe en muchos lugares del mundo, y alguna de las economías que más han crecido, como la China comunista, está manejada por poderes que son cuasi criminales. Hoy China se ha convertido en el principal socio comercial en muchos países, especialmente en Latinoamérica, lo cual abre muchos cuestionamientos éticos. Y ese enfoque ético de la economía es lo que motivó e hizo célebre a la Escuela de Salamanca. Por eso, yo creo que tiene mucha actualidad el pensamiento sobre comercio libre de Salamanca.
– Cuando hablamos de la Escuela de Salamanca, hablamos de Francisco de Vitoria, Juan de Mariana, Domingo de Soto, Francisco Suárez. Autores que asumen plenamente que el hombre es una criatura creada por Dios. Por lo tanto, su libertad está dentro del marco de la Creación, y es un ser responsable hacia sus hermanos. ¿Ese sería el enfoque del Estado de derecho?
– Salamanca ayudó a elaborar ese concepto de gobierno por leyes basadas en la ley natural, la cual tiene que estar basada en la ley divina. Pero las reglas para elaborar la ley positiva corresponden a la sociedad civil y al gobierno que obtiene su legitimación con apoyo y consenso del pueblo. Y el derecho internacional. La Escuela de Salamanca se anticipó a Grocio y a otros grandes campeones del derecho internacional en elaborar esas reglas.
– ¿Qué ha sucedido para que hoy sean autores tan desconocidos en España y en Iberoamérica?
– Hubo abusos muy fuertes en la Revolución Francesa, y la Iglesia se sintió tan abusada, que empezó a perder todos sus bienes y el derecho de participar en la vida pública. Los que tenían la razón, los racionalistas sin razón, se alejaron de la fe y viceversa. Los que tenían la fe sin razón se alejaron de la razón. Entonces esos dos mundos no quisieron buscar un campo de encuentro. Hayek, al hablar sobre la relación entre religión y liberalismo, dijo que el liberalismo, especialmente en el continente europeo, estaba denigrando lo que uno aprende de las tradiciones y la religión; la gente que valora la tradición, la nación, la religión estaba siendo empujada a campos en los que no se siente cómoda. Hayek repetía constantemente que no podíamos ahuyentar a los que están guiados por tradiciones y por religión. En nuestro Instituto Acton hemos publicado, estamos publicando y traduciendo al inglés muchas de las obras de la Escuela de Salamanca. Porque la gente se está dando cuenta de que la economía por sí sola no puede funcionar, necesita una norma que viene de afuera. La economía es una ciencia positiva, no es una ciencia normativa; y esto quiere decir que estudiar cuál es el impacto de la emisión monetaria en los precios es distinto que decir si eso es bueno o es malo. Pero uno necesita tener un esquema moral, ético. Nos estamos dando cuenta de lo importante que es tener un marco de derecho guiado por normas que se adecuan a la naturaleza humana y a la dignidad humana.
– Los autores de Salamanca, además de reivindicar la libertad, la propiedad como un derecho y el derecho a comerciar, también abogaban por la justicia y la responsabilidad de las acciones que uno toma libremente. ¿Cierto?
– Defendían el concepto de restitución cuando uno violaba las reglas. Eso era esencial en aquellos tratados. Si bien la mayoría apostaba por la libertad, en lo referente a las tasas de interés había una barrera de impronta aristotélica que se expresa con la fórmula latina «pecunia non parit pecuniam», «dinero no engendra dinero». En general, no fueron libertarios, porque uno no podía abusar de alguien que, por ejemplo, venía con gran necesidad a comprar un medicamento. Había límites a lo que uno podía cobrar, aunque sí sentaron las bases de lo que es la economía libre, basada en la propiedad privada y en el derecho humano a poder intercambiar esa propiedad.
– ¿Hay algunas diferencias entre el pensamiento de la escuela de la Salamanca y la Doctrina Social de la Iglesia a partir de León XIII?
– Con León XIII hubo un cambio, porque él escribe cuando empieza a aparecer el socialismo populista, que aseguraba: ‘La propiedad privada depende de la ley positiva; de modo que, si yo soy dueño de esta chaqueta, eso no lo ha dicho Dios, sino que se debe al derecho contractual’. Al aparejar la propiedad privada con el derecho positivo, los socialistas decían: ‘Bueno, la podemos cambiar a nuestro antojo’. Hubo un jesuita, Matteo Liberatore, que publicó un libro de economía que ayudó a escribir la encíclica Rerum Novarum. Según él, y sin estar en desacuerdo con los escolásticos, en vez de decir que la propiedad privada es de derecho positivo, opta por decir que es de derecho natural. La propiedad privada es consistente con el derecho natural y esencial para la vida, pero es un derecho secundario, porque no es como el derecho a la vida, que sí es un derecho primario de derecho natural.
Comentarios
tracking