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16 de mayo de 2024

Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo

Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo

En su última carta pastoral

Sanz recuerda que sólo el 0,2% de los casos de abusos sexuales se dan en la Iglesia

El arzobispo de Oviedo lamenta «la matraca acusadora» de Moncloa para «focalizar manipuladoramente» el problema de la pederastia

El arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz, ha vuelto a ser contundente y claro en su última carta pastoral, titulada «La matraca acusadora». En ella, el titular de la diócesis asturiana lamenta que «lo hayan vuelto a hacer», en referencia al «problema de la pederastia como algo imputable sólo a la Iglesia católica, lo cual supone un exclusivo e indebido señalamiento, y deja al pairo a la mayoría de quienes han sufrido esta terrible lacra». Se trata de una «especie de mantra obsesivo cada vez que necesitan una cortina de humo que distraiga de los verdaderos problemas que tenemos y a los que tan torpe o insidiosamente aplican su torticera gobernanza», subraya el prelado.
«Estamos ante un problema social, en el que como comunidad cristiana representamos el 0’2 de su conjunto, y no el 99’8 que parece que no interesa desde una focalización a lo exclusivamente eclesial, lo cual no es inocente», observa el arzobispo de Oviedo.
«No debemos consentir que se nos identifique con ese relato falso que desfigura la verdadera labor de la Iglesia», reclama, a la vez que se cuestiona «qué institución de las afectadas en este crimen ha tomado con seriedad trasversal cartas en el asunto». «¿Cuáles han creado oficinas de acogida y acompañamiento, han educado preventivamente a sus miembros, y han colaborado activamente con la fiscalía?», pregunta.

«Informaciones tramposas»

«Hemos de denunciar las tramposas informaciones sesgadas o falsas, y decir humildemente lo mucho y bueno que hacemos como comunidad cristiana, también reconociendo errores, pidiendo perdón y acompañando a las víctimas sean quienes sean», añade. «No somos rehenes de la tibieza muda y ausente para salir en defensa de las víctimas asumiendo nuestra responsabilidad en lo que nos toca, pero instando a que la entera sociedad adopte también las medidas adecuadas, empezando por los gobernantes», advierte.
Monseñor Sanz también cuestiona que el Gobierno quiera realmente erradicar esa lacra, cuando, a la vez, financia «con dineros públicos y programas gubernamentales el adoctrinamiento que destruye la antropología en su identidad masculina y femenina», o utiliza a la mujer «desde el feminismo empoderado que no sólo no erradica la injusta violencia machista contra ella sino que la agudiza». «La sociedad así envenenada y confusa será más manipulable por quienes desde su amoralidad narcisista y falaz pretenden perpetuarse en sus poltronas de poder», sentencia.
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