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A Joe Biden le faltó tiempo tras dejar la presidencia de los Estados Unidos para unirse a la masonería

A Joe Biden le faltó tiempo para unirse a la masonería nada más cesar como presidente de los Estados Unidos

¿Están excomulgados Joe Biden y los políticos masones? Esto dice la Iglesia

La doctrina y el Derecho de la Iglesia establecen de manera nítida que un político que forme parte de la masonería o que favorezca el aborto incurre en pecado mortal y debe negársele su acceso a la Comunión

Hasta la fecha, solo dos católicos han alcanzado la presidencia de los Estados Unidos. Ambos, del partido Demócrata. El primero, John F. Kennedy (1917-1963), sigue generando valoraciones muy contrapuestas; hay quienes lo admiran por su talante, sus formas, su manera de comunicarse, su manejo de la crisis de los misiles en Cuba, sus políticas favorables al fin de la discriminación racial. Otras personas interpretan todos estos rasgos o capítulos de manera opuesta; aseguran que su tarea en favor de la población negra iba a contrapelo de sus propios camaradas de partido y a remolque de las iniciativas de los Republicanos, y sostienen que su vida privada distaba mucho de la ejemplaridad de un padre de familia católico.

Kennedy, convertido en mito o leyenda desde aquel 22 de noviembre en Dallas, sigue sujeto a controversias. El hijo de su hermano Bob Bobby fue ministro de Justicia con John, y su vida acabó fulminada a balazos, agonizando durante un día, cuando aspiraba a ganar las primarias Demócratas de 1968— es ahora uno de los varios católicos en el gobierno de Donald Trump.

La familia Kennedy es un filón, como bien saben todos cuantos hayan visto la película que relata lo que le sucedió a Ted (Edward) en Chappaquiddick en 1969. Ted también intentó ganar las primarias Demócratas en 1980. Asimismo, uno de los puntos que conviene tener en cuenta es que Byron White, nominado para juez de la Corte Suprema por JFK, fue uno de los dos magistrados que votaron en contra de la sentencia «Roe vs Wade», la que legalizó el aborto en EE.UU. en 1973.

Biden, el transexualismo y el género

El segundo presidente católico ha sido Joe Biden, célebre por su empeño en defender políticas de género, transexualismo y aborto. Tras la sentencia de 2022 que —gracias a una mayoría en la Corte Suprema determinada por los nombramientos de Trump— revocaba la doctrina constitucional sobre el caso «Roe vs Wade», Biden optó por ver el modo de que no se aplicara. De hecho, ha sido uno de los presidentes más favorables al aborto en Estados Unidos durante las últimas cinco décadas.

A esto se une que, a los pocos días de dejar la Casa Blanca, Biden ingresó en la masonería; en concreto, en la Logia Prince Hall de Carolina del Sur. Aquí muchos se preguntan: ¿está excomulgado Joe Biden? Es una pregunta que se hace extensiva a otras latitudes: ¿están excomulgados los diputados y senadores que votan a favor de leyes abortistas o de eutanasia? ¿Están excomulgados los miembros del Tribunal Constitucional que han dado validez a estas normas?

Con respecto a la filiación masónica, la Santa Sede siempre ha declarado que es incompatible con la condición de católico. Los motivos son variados, pero el fundamento básico estriba en que la doctrina masónica plantea un concepto de Dios —y de su relación con el hombre— opuesto al que defiende la Iglesia. La masonería, de modo resumido, entiende que el hombre es un «adulto» que se dicta a sí mismo sus normas morales y sociales, y, por tanto, no debe seguir bajo la tutela de Dios Padre. El hombre, sin más, agradece a Dios el don de haberlo creado. Por eso, desde 1738 los católicos tienen prohibida la pertenencia a la masonería.

Son irreconciliables

A ello se suma la declarada hostilidad de muchas logias contra la Iglesia. En el Código de Derecho Canónico (CIC) de 1917 se especificaba la excomunión automática (latae sententiae) para quienes ingresaran en esta organización. Sin embargo, el CIC de 1983 omite la mención explícita a la masonería, y dice: «Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho» (canon 1374). Desde entonces, la Sede Apostólica ha aclarado que la adscripción a la masonería supone incurrir en un estado de pecado mortal, pero no de excomunión directa, tal como algunos canonistas señalan a El Debate. En noviembre de 2023, el dicasterio para la Doctrina de la Fe aclaró lo siguiente: «La pertenencia activa de un fiel a la masonería está prohibida, debido a la irreconciliabilidad entre la doctrina católica y la masonería». Sin mencionar la excomunión, se afirma: «Los fieles inscritos en las logias se encuentran en estado de pecado grave y no pueden acceder a la Sagrada Comunión».

En lo que respecta al aborto, el CIC sostiene: «Quien procura el aborto, si este se produce, incurre en excomunión latae sententiae» (canon 1397). En un principio, el CIC solo contempla la suprema pena eclesial para las personas que directamente practican el aborto. Así se expresaba Juan Pablo II: «La excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluidos también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido» (encíclica Evangelium Vitae).

¿Afecta a los políticos?

Esto suscita dudas entre muchos. ¿No es acaso un cooperador necesario e indispensable el político que favorece leyes o políticas abortistas? Visto así, políticos como Biden deberían estar excomulgados. Sin embargo, no parece que sea el caso. El cardenal Ratzinger, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se explicaba así en la carta Dignidad para recibir la Sagrada Comunión: Principios Generales (2004), dirigida al cardenal Theodore McCarrick, y al presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos: «Respecto del grave pecado del aborto o la eutanasia, cuando la cooperación formal de una persona es manifiesta —entendida, en el caso de un político católico, como hacer campaña y votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia—, su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que termine con la situación objetiva de pecado, y advirtiéndole que de otra manera se le negará la Eucaristía». Dicho de manera escueta, sucede algo similar que con la filiación masónica: constituye pecado mortal, pero no acarrea excomunión.

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