Francisco Zuo Shangwangi ha quedado en coma tras recibir un golpe en la cabeza
Una redada de la policía china en un local de oración clandestino acaba con un católico en coma
Al tener noticia de que estaban siendo registrados, los creyentes de la aldea más cercana corrieron a ayudarles
El pasado 23 de marzo, un hombre de mediana edad fue duramente golpeado en la cabeza durante un enfrentamiento con la policía en una parroquia de Zhaizi, en la provincia china de Shanxi, que todavía se encuentra en coma en la unidad de cuidados intensivos del hospital local. El feligrés se llama Francisco Zuo Shangwangi y vive en la aldea de Xinli, según ha reportado Asia News.
Hace tres o cuatro años, un celoso feligrés de Zhaizi había comprado un terreno y construido una casa para usarla desde entonces como lugar de oración de los fieles. Unos días antes de este incidente, los departamentos gubernamentales informaron a los fieles de que ese edificio no había sido registrado según las normas y no se podía utilizar para actividades religiosas. Sin embargo, durante la Cuaresma, los feligreses se reunieron allí de todos modos para rezar el rosario.
El domingo 23 llegaron al lugar fuerzas especiales de la policía que golpearon a algunos ancianos y uno de ellos cayó con una herida en la cabeza. El sacerdote que estaba allí para distribuir la eucaristía informó por teléfono a los feligreses de la aldea cercana de Xinli, y estos se dirigieron al lugar. A medida que aumentaba el número de fieles solidarios, también aumentaba el número de agentes movilizados.
Durante los intentos de dispersar a la multitud con gases lacrimógenos y porras, resultó herido Zuo Shangwang, quien cayó al suelo inconsciente. En ese momento, la multitud enfurecida atacó a un agente que había quedado solo en un coche de policía, y lo hirieron gravemente. Los tres heridos (los dos fieles y el agente especial de policía) fueron trasladados de urgencia al hospital. Tres días después, el párroco -que también sirve en la casa de oración de la aldea de Zhaizi- y el presidente de la parroquia de Xinli fueron arrestados, y el 31 de marzo detuvieron a otros cuatro feligreses, acusados de agredir a un agente de policía.
El mayor centro católico
Xinli –que según datos oficiales cuenta con 1026 habitantes– es una aldea con una larga historia cristiana cuyas raíces se remontan al siglo XVII, lo que la convierte en el mayor centro católico de la diócesis de Lüliang. Aquí creció san Juan Wang Rui, uno de los mártires chinos canonizados por Juan Pablo II.
Según contaron los feligreses locales, los encuentros en la casa de oración de la aldea de Zhaizi fueron denunciados por los vecinos, quizás porque consideraban que la gente que entraba y salía era demasiado ruidosa. Otros feligreses creen que existe un conflicto irreconciliable con un grupo de la aldea que se lucra con las creencias en los espíritus y por eso habrían presentado una denuncia. Algunos católicos creen que las reglas religiosas, que se han vuelto mucho más estrictas en los últimos años, y el miedo de los líderes a cometer errores están alimentando estos conflictos.
En la aldea de Xinli se transmite la memoria de muchos feligreses que, durante la Revolución Cultural, prefirieron la muerte a la apostasía; en la historia de esta comunidad ha habido muchas vocaciones al sacerdocio. El mismo obispo de Lüliang, monseñor Ji Weizhong, –que fue ordenado el 20 de enero de este año en virtud del acuerdo entre la Santa Sede y Beijing– nació en esta aldea en una familia católica desde hace generaciones. Recordó que cuando era niño –hacia el final de la Revolución Cultural, antes de que se reabriera la iglesia– su madre llevaba a sus hijos a las casas de los vecinos para rezar juntos; su propia familia nunca dejó de enseñar el catecismo por la mañana y por la noche.
Francisco Zuo Shangwang, el hombre que resultó herido, también proviene de una familia sencilla que ama al Señor. Es camionero y padre de tres niñas, la más pequeña de apenas dos años. El año pasado, debido al exceso de trabajo, cayó y se fracturó la columna vertebral; fue sometido a una cirugía de la que todavía no se había recuperado por completo. Sin embargo, cuando escuchó lo que estaba ocurriendo en la aldea de Zhaizi, no dudó en sumarse a los jóvenes de la aldea para ir a ayudar a los otros católicos. Resultó gravemente herido y fue sometido a dos craneotomías, pero hasta ahora no ha despertado. El edema cerebral se ha reducido, pero continúan una serie de complicaciones y su vida sigue en peligro.
«Aprender del Señor»
«En las circunstancias actuales, sólo podemos orar más, esperando que los departamentos gubernamentales apliquen la ley de manera imparcial –han afirmado los creyentes de la zona–. Cuando la policía nos atacó en la aldea, descuidamos la oración y elegimos el enfrentamiento, olvidando que la oración es la mejor arma que podemos tener. En esta Semana Santa debemos seguir el ejemplo de Jesús, que aceptó sufrir, debemos aprender de su paciencia y debemos orar por nuestro hermano Francisco, que está sufriendo en la Pasión de la Iglesia, y esperar con ansias que despierte». También están preocupados por el arresto del padre Zhang Jinliang, que es un evangelizador comprometido. Se teme que el espacio para la Iglesia local se reduzca cada vez más en el futuro y que se frene el proyecto de construir una iglesia en el condado.