Cuando el Papa abroncó a Sánchez: «Siempre se encuentran coartadas para que la patria sea lo que yo quiero»

Fue el 24 de octubre de 2020. El Papa Francisco recibió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Vaticano. Primero se reunió con él en privado durante 35 minutos, y después le dirigió un duro discurso de ocho minutos de duración ante una cámara que lo grabó y ante los otros seis miembros de la delegación española, entre los que se encontraba Begoña Gómez, que acudió vestida de negro.

El Papa Francisco recordó a Sánchez las responsabilidades de un político y le advirtió de que «la patria la tenemos que construir con todos», afirmó enfatizando las palabras «con todos», y añadió: «Y eso no es fácil».

Le dijo que «siempre se encuentran coartadas disfrazadas de modernidad o de restauracionismo para que la patria sea lo que yo quiero, y no lo que he recibido y tengo que hacer crecer libremente». Y, acto seguido, le volvió a advertir: «Ahí entran en juego las ideologías: armar una patria a mi cabeza, a mi mente, con mi idea, y no con la realidad del pueblo que yo recibí».

Lo que ocurrió hace 50 años

El Santo Padre le explicó que en la construcción de la patria no está permitido «el borrón y cuenta nueva», pero «tampoco nos es permitido ir a refugiarnos en lo que fue hace 50 ó 100 años». Y acabó advirtiéndole de que «las ideologías sectarizan, las ideologías deconstruyen la patria, no construyen».

También le dijo el Papa una de sus misiones era «consolidar la nación», y que eso también significaba "cuidar la nación como organismo de leyes, de modos de proceder, de hábitos». «Consolidar la nación a veces supone dificultades de entendimiento con los localismos, en todos los países los hay, pero también de entendimiento del Derecho, de la Justicia, para hacer que la nación sea cada vez más fuerte».

Una vez hechas estas advertencias, agregó: «Transmita a los miembros de su Parlamento lo que piensa el Papa de esto».

Francisco añadió que la labor más difícil del político es «hacer progresar la patria, porque ahí entramos en una relación de filiación. La patria es algo que hemos recibido de nuestros mayores y que tenemos que dejar a nuestros hijos. Estamos de paso en la patria». «La patria la tenemos que construir», afirmó y añadió: «Construir la patria con todos, y eso no es fácil: construir la patria donde no nos es permitido el borrón y cuenta nueva, y tampoco nos es permitido ir a refugiarnos allá, en lo que fue hace 50 o 100 años. El desafío es recibir de las raíces pero poder dar frutos".

En ese momento, el Papa recordó un poema de Francisco Luis Bernárdez: «Todo lo que el árbol tiene de florido le viene de aquello que tiene de soterrado», recitó. «Pero no se quedó en la raíz -añadió-. Quizá la fantasía tradicionalista sea volvamos a la raíz, pero no: tomo la inspiración. Soy hijo pero también tengo que ser padre, y para eso tengo que vivir un presente que me implica discernimiento. Eso no es fácil".

Las ideologías no construyen

Durante el discurso, Francisco citó el libro Síndrome 1932, del intelectual comunista Siegmund Ginzberg, que se había publicado dos años antes y trataba sobre el surgimiento del nacionalsocialismo, ideología que llevó el drama a Europa «con esa patria inventada por una ideología». El libro hacía un paralelismo con la actualidad europea, y el Papa sentenció: «Las ideologías sectarizan, las ideologías deconstruyen la patria, no construyen».

El Santo Padre terminó su discurso con el siguiente mensaje: «Con estas palabras quiero recordar a los políticos que su misión es una forma muy alta de caridad y amor. No es cuestión de maniobras ni de resolver casos que llegan a sus escritorios, sino de servicio, de hacer crecer el país, consolidar la nación y construir la patria. Es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria».