
La magnífica talla es obra del escultor Joan Roig i Solé
Recuperada una valiosa imagen que se daba por perdida desde la Guerra Civil
La talla de un cristo fue rescatada a escondidas de entre los escombros de una iglesia en Reus por un feligrés y escondida en su casa
La persecución religiosa que se produjo en España en los años 30 del pasado siglo se cobró el asesinato de más de 7.000 sacerdotes y monjas y muchos más laicos, pero también se cebó en el patrimonio religioso. Cientos de templos, monasterios y obras de la Iglesia fueron pasto de las llamas, tras haber sido saqueados y arrasados. Cataluña y Comunidad Valenciana fueron dos de las regiones más afectadas, ya que permanecieron en manos de las milicias revolucionarias hasta el final de la Guerra Civil.
La parroquia de San Francisco de Asís, en Reus (Tarragona), fue una de la que padeció las iras de los milicianos de izquierdas, ya que quedó completamente calcinada el 21 julio de 1936. Una de las valiosas piezas que atesoraba la iglesia era la imagen del Cristo ligado a la columna, una talla del artista reusense Joan Roig i Solé (1835-1918). Desde que el templo fue incendiado, la imagen se daba por perdida. Sin embargo, en fechas muy recientes se ha conocido que la imagen fue rescatada de las cenizas por Marià Bofarull i Ferrer, un vecino católico de Reus.

La talla mide metro y medio de altura
Según ha explicado recientemente el arzobispado de Tarragona, Bofarull, que entonces estudiaba en la Escola d’Art de Tarragona, recuperó a escondidas la talla dañada y se la llevó a la casa de la familia, donde empezó a restaurarla bajo las indicaciones de su maestro, el escultor Joan Rebull i Torroja. La familia Bofarull conservó la imagen durante muchos años, pero en fechas recientes la hija de Marià Bofarull, Anna Maria Bofarull i Solé, decidió devolverla a la parroquia.
Durante el acto de entrega de la talla a la parroquia, Josep Maria Gavaldà, su párroco, agradeció a la familia Bofarull la devolución de la escultura. «Es un gozo recuperar una imagen que es representativa de la fe del pueblo», subrayó. «No sólo representa la flagelación de Nuestro Señor Jesucristo, sino que también representa los sufrimientos y los estragos de una guerra». Así, «con este acto de retorno, hoy se cicatriza una de tantas heridas de la guerra, en cuanto a la destrucción del patrimonio y del arte», añadió Gavaldà.

El párroco y la donante, durante la presentación
Por su parte, Anna Maria Bofarull expresó la voluntad de que la imagen sea restaurada, pero que se pueda identificar que se intentó quemar durante la Guerra Civil y que, posteriormente, su padre, Marià Bofarull, empezó a restaurarla.
Según el arzobispado catalán, la escultura del Cristo ligado a la columna es una talla de madera que el artista Joan Roig esculpió en 1855 y que mide un metro y medio de altura. Originalmente, esta imagen presidía un altar lateral de la iglesia parroquial. La hornacina central, donde estaba esa imagen, estaba rodeada de dos columnas pintadas, con los capiteles dorados. En los laterales se encontraban las imágenes de santa Teresa y de san José, y a los pies de Cristo atado a la columna se ubicaba, en una hornacina, el Santo Sepulcro.