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Pablo Seco, capellán de Barajas

Pablo Seco, capellán de BarajasArchidiócesis de Madrid

«Ha llegado a haber hasta 412 personas pernoctando en el aeropuerto», asegura el capellán de Barajas

Pablo Seco explica que los indigentes acuden allí al tratarse de un lugar amplio, limpio, con baños y agua caliente

durante los últimos meses se ha incrementado la presencia de personas sin hogar en las terminales del aeropuerto de Barajas (Madrid), lugares donde miles de personas transitan diariamente.

«No es su presencia lo que ha generado los desencuentros, sino su creciente visibilidad», relata a EFE el capellán de Barajas. No obstante, que los indigentes pernocten en el aeropuerto no es una novedad. «Siempre ha habido personas sin hogar en Barajas, lo que pasa es que ahora se ven más», asegura el sacerdote.

Durante los dos años de trabajo de Pablo en Barajas, afirma que «cientos de personas» ya pasaban ahí las noches y atribuye el aumento de personas sin hogar –hasta 412– a las bajas temperaturas.

¿Por qué Barajas?

El sacerdote explica con detalle que «Barajas es mucho más que un aeropuerto, al tratarse de un lugar amplio y limpio, con baños, agua caliente e incluso enchufes para cargar el móvil, algo que no ofrecen otros espacios de Madrid».

Las características que ofrecen las instalaciones del aeropuerto han hecho que se convierta en una especie de refugio informal para los más desfavorecidos.

Los distintos casos

El capellán insiste en la gran variedad de perfiles que pasan las noches en el aeropuerto, que «van desde trabajadores precarios que no pueden pagar un alquiler hasta personas migrantes en tránsito o vecinos de Madrid en situación de exclusión», explica.

También asegura que el problema está en «una ciudad que no acoge, en políticas que no comprenden las diferentes realidades del sinhogarismo y en una sociedad que pide soluciones rápidas para problemas complejos».

Una persona duerme en la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas

Una persona duerme en la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid BarajasEuropa Press

«No se trata de meter a las personas en una casa a toda costa, sino de entender qué quieren y qué necesitan realmente. Y eso muchas veces pasa por escucharlos, no por decidir por ellos», agrega.

El relato de Salvador Méndez

Salvador Méndez es un joven madrileño de 28 años que duerme en Barajas desde hace casi tres años, su único refugio desde que su familia lo abandonó. «Básicamente lo que hago es buscar trabajo. No tengo empleo y estoy en el aeropuerto día a día, luchando por sobrevivir», detalla.

Salvador, que lleva viviendo en el aeropuerto desde 2022, ha visto como la situación se ha deteriorado y el número de personas sin hogar ha incrementado. «Hay muchísima más gente que antes. El frío influye, pero también el boca a boca. La gente comenta que aquí, al menos, hay algo de refugio», concluye.

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