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06 de mayo de 2024

Pablo Seco, capellán del aeropuerto de Barajas

Pablo Seco, capellán del aeropuerto de BarajasPaula Argüelles

Entrevista con Pablo Seco, capellán de Barajas

«Hay que tratar a las personas con dignidad y no solo darles de comer como un pájaro en una jaula»

Tan solo en el mes de enero, casi llegan al millar los solicitantes de asilo en España y la Iglesia se ha ofrecido para acompañarles espiritualmente

El aeropuerto de Barajas está desbordado. Tan solo en el mes de enero, casi llegan al millar los solicitantes de asilo en España. Los inmigrantes esperan en las cuatro salas habilitadas para ello a que se resuelva su situación. Mientras, de puertas para fuera, Pablo Seco, el capellán del Adolfo Suárez Madrid Barajas, sigue con sus actividades pastorales en las tres capillas de las que se ocupa, la de la T1, Nuestra Señora de Guadalupe, la T2, Nuestra Señora de Loreto y la T4, Santiago.
A finales de enero, la vicaría de Migraciones y de Desarrollo Humano Integral, que depende del arzobispado de Madrid, se ofreció a través de una carta para acompañar espiritualmente a los inadmitidos. El mismo Seco la entregó en la comisaría de la terminal 4. Extraoficialmente, ya les han dicho que no, aunque oficialmente siguen esperando una respuesta.
–La iglesia se ha ofrecido para acompañar a los solicitantes de asilo. ¿Han recibido respuesta?
–La vicaría de Migraciones envió una carta que yo acerqué a la comisaría de la T4, para no hacer una entrega como muy oficial. Fui y le dije a la secretaria si se la podía dar al comisario, para que sepan que aquí la capellanía puede echar una mano. Al fin y al cabo, son seres humanos los que están ahí, tendrán también necesidad de hablar con alguien de una manera menos oficialista. Para eso está la capellanía: para entablar un diálogo, el ser un oído para todos esos que llegan.
La secretaria me llamó por teléfono y me dijo que estaba complicado, que no hay espacios físicos para ofrecer un servicio de capellanía y que la mayoría de los que vienen son musulmanes. Aunque muchos de ellos dicen que son cristianos para ver si les acogen pero cuando se les pregunta no saben ni el Padrenuestro. Esta fue la respuesta informal, que no podía ser, pero respuesta formal a la carta que yo sepa no ha habido.
Esta situación es un problema y aquí son personas, jóvenes. En una cárcel pues hay talleres, trabajos, tiempos de ocio, pero en una sala del aeropuerto, pues no hay nada. Es estar todo el día sentado en una habitación donde no hay nada. En teoría, se está por uno, dos, tres días, pero hay personas que terminan estando un mes, dos meses o tres. En este contexto, nosotros ofrecimos aunque sea una vez a la semana que esas personas tengan contacto, que puedan hablar con alguien, que se puedan desahogar, que puedan llorar. Aunque incluso aunque no haya una comunicación verbal por la dificultad del idioma, siempre puede haber por lo menos un gesto de acercamiento. Seguramente se va a mandar un requerimiento para que haya una respuesta más oficial, pero reconozco que las autoridades portuarias y la Policía estén desbordadas.
Capilla de Nuestra Señora de Loreto, en la T2

Capilla de Nuestra Señora de Loreto, en la T2Paula Argüelles

–En enero ha habido casi 1.000 solicitantes de asilo. ¿Cómo es la situación aquí?
–Como esto es una cuestión policial, nadie tiene acceso. Yo lo que sé de esto es también a través de las noticias. Aquí hay unas personas, dentro de las instalaciones del aeropuerto, y lo que solemos hacer los cristianos, por lo menos ofrecernos a colaborar y de algún modo tener también una pequeña voz profética. Estas personas necesitan que los mínimos derechos humanos se puedan respetar. Ahí hacemos una pequeña denuncia profética y un ofrecimiento samaritano. No es fácil de responder a la situación, pero es vergonzante y habrá que usar muchas energías también intelectuales y económicas para intentar dar una respuesta. Si no nos dejan entrar es imposible colaborar.
–¿Sabe cómo se está organizando la acogida de los solicitantes de asilo?
–Cuando alguien baja de un avión y no tiene pasaporte, a la zona del control no tiene acceso nadie más que los viajeros. Una persona que pide asilo la llevan a esa sala y cuando queda desbordada, habilitan otras salas. Van llegando y llegando y las salas van quedando pequeñas. Hay cuatro salas entre la T1, T2 y T4 y no paran de llegar. Esto no va a parar. Este problema supera la capacidad que podamos tener como capellanía y me imagino que el aeropuerto como instalaciones.
Así se encuentra una de las salas del Aeropuerto de Barajas

Así se encuentra una de las salas del Aeropuerto de Barajas

–¿Cuál es el papel de la Iglesia en esta crisis migratoria?
–Tiene que tener una voz profética para decir que son seres humanos, tienen dignidad humana. Hay que tratarlos con esa dignidad y ofrecerles los recursos y los servicios y no solo darles de comer como fuera un pajarillo en una jaula. Necesitan también un poco de ejercicio, o ver un pequeño futuro aunque tengan que pasar un mes aquí.
La Iglesia no tiene que echar más leña al fuego, tiene que denunciar una situación que es injusta por el trato que se les da a los seres humanos en su función profética y su función samaritana. Tenemos manos y unos pocos recursos para llevarles un bocadillo, un poco de conversación, pero es que además es su derecho. No solo por una cuestión samaritana, de ser una persona que está sufriendo, hay que hacer algo.
El otro día bromeaba diciendo que tenemos una ley de protección animal, donde ahora en los belenes no dejamos que la vaca esté mucho tiempo de pie o en un espacio reducido, porque es el maltrato animal. Por lo menos a estas personas si no los tratan como personas, por lo menos como animales racionales y que entren en la ley de bienestar animal, y que hagan algo.
–Una vez consiguen salir, ¿se está organizando alguna acogida?
–La gente que llega es inmensa, nuestros recursos y capacidades son pequeñas. Los que reciben asilo intentan acercarse a estos lugares y espacios que tiene la Iglesia y que están llenos. No tenemos la capacidad para generar tantísimo espacio. En la medida que podemos se les va dando una solución urgente para que puedan tener un techo hasta que se habitúan al país, arreglan los papeles y buscan su medio de vida y a partir de ahí tienen que salir.
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