
El padre Dolindo, según sus biógrafos, poseía dones extraordinarios como leer los corazones de las personas
«Ocúpate tú de todo»: la poderosa Novena del Abandono que escribió el director espiritual del Padre Pío
El padre Dolindo Ruotolo comprendió la entrega total a Dios de una manera única, lo que le permitió guiar a otros en una fe activa, especialmente en los momentos más difíciles
La Real Academia Española define el verbo «creer» como «tener algo por cierto sin conocerlo de manera directa o sin que esté comprobado o demostrado». Sin embargo, cuando un cristiano dice «creo en Dios», lo hace con la convicción de que cree en alguien que conoce de manera directa y cuya existencia está respaldada, no solo por hechos, milagros, argumentos científicos o las cinco vías de santo Tomás de Aquino, sino porque lo experimenta en su propia vida.
Alargar el debate sobre si la existencia de Dios es real no es el tema que queremos tratar, pues ya existen suficientes elementos para profundizar en esta cuestión. Lo interesante de esa definición es que nos invita a reflexionar en otro punto: ¿creemos que Dios cuida de nosotros hasta el punto de tener la certeza de su ayuda, aunque no la conozcamos de manera directa ni esté comprobada de forma tangible?
La Novena del Abandono, escrita por el padre Dolindo Ruotolo, no solo invita a hacer un examen de conciencia sobre el asunto, sino que motiva a realizar un acto radical de entrega a Dios. Esta oración no busca la simple resignación, sino la confianza plena en la voluntad divina, confiando que todo lo que sucede en nuestra vida tiene un propósito y está bajo el 'control' de un Dios amoroso y sabio. A través de esta novena, los creyentes son llamados a soltar el peso de las preocupaciones y a dejar que Dios se encargue de lo que escapa a su alcance (e incluso de lo que no...). Su mensaje de confianza se profundiza en el libro Jesús, ocúpate Tú, (Ediciones Voz de Papel), donde se recoge su espiritualidad de entrega total a Dios.
Un solo acto de abandono vale más que mil oraciones
Antes de nada, ¿quién fue el padre Dolindo Ruotolo? Si comenzamos mencionando el nombre del Padre Pío, quizás el asunto empiece a sonar más familiar. La cercanía de Dolindo Ruotolo (Nápoles, 1882-1970) con el santo fraile de Pietrelcina, quien llevó las heridas de Cristo y sufrió palizas del mismo demonio, fue tal que llegó a ser su director espiritual. De hecho, cuando miles de peregrinos napolitanos acudían al Padre Pío, él les reprendía diciendo: «¿Qué hacéis aquí conmigo, vosotros que tenéis al padre Dolindo en casa?». Incluso le llegó a llamar el «santo apóstol de Nápoles».
Son muchos los que han visto similitudes entre el Siervo de Dios Dolindo Ruotolo y el Padre Pío. Ambos fueron dotados de dones extraordinarios, como la bilocación, la lectura de almas y la capacidad de interceder en milagros, conversiones y curaciones. Sin embargo, si algo define al napolitano es su título de «apóstol del abandono». Ruotolo comprendió la entrega total a Dios de una manera única, lo que le permitió guiar a otros en una fe activa, especialmente en los momentos más difíciles.
De esa certeza brotó una de sus frases más recordadas: «Mil oraciones no valen lo que un solo acto de abandono. Recordadlo bien. No existe novena más eficaz que esta: Oh, Jesús, me abandono en ti, ¡Ocúpate Tú!». No fue solo un sacerdote devoto, sino un hombre de profunda espiritualidad que vivió lo que predicaba. A lo largo de su vida, Dolindo Ruotolo experimentó la pobreza material, pero siempre se sintió sostenido por la Providencia Divina.

El Padre Pío le dijo a Don Dolindo en su agonía: «Todo el Paraíso está en tu alma y lo estará por toda la eternidad»
Crecer en libertad interior
Abandonarse en Dios no es sinónimo de pasividad o indiferencia ante las dificultades. Al contrario, es un reconocimiento profundo de los límites humanos y la aceptación de que hay una sabiduría superior que guía el curso de los acontecimientos. Esta entrega se basa en la fe de que Dios se ocupa de todo, sin necesidad de aferrarse al deseo de manejar cada detalle. El abandono en Dios permite crecer en libertad interior, ya que al dejar de intentar controlar todo, se abre un espacio para vivir con mayor serenidad y confianza, aceptando con humildad y valentía lo que Él permita en la vida.
La novena no es una fórmula mágica para resolver problemas, sino un ejercicio de fe que enseña el valor de soltar y confiar, de dejar en manos de Dios aquello que escapa a la comprensión humana. A lo largo de los nueve días de oración, el fiel es guiado en un proceso de entrega progresiva, reflexionando sobre los escritos del director espiritual del Padre Pío. Más que una simple súplica, esta novena propone un cambio de actitud ante el sufrimiento: en lugar de aferrarse a las preocupaciones, invita a descansar en la certeza de que Dios actúa incluso en la incertidumbre.