Funerales de las víctimas
Un brutal ataque en el Congo deja 28 muertos y una comunidad religiosa devastada
El Papa León XIV mencionó a las víctimas durante el Ángelus del domingo, un gesto que, según el sacerdote local, ofreció un breve respiro a la población: «Pensábamos que nos habían olvidado»
La noche del 14 al 15 de noviembre, la parroquia de San Pablo en Biambwe, República democrática del Congo, se convirtió en epicentro de un ataque que dejó 28 muertos y destruyó buena parte del vecindario. Según testigos, hombres, mujeres y niños fueron ejecutados en sus hogares, mientras que 23 viviendas y un centro de salud quedaron reducidos a cenizas.
El sacerdote local, padre Katsere Gislain, relata la magnitud de la tragedia: «Nunca imaginamos que algo así pudiera ocurrir aquí. Perdimos vecinos, familias enteras, y todavía no entendemos el motivo del ataque», informa la agencia ACN.
Fuentes locales atribuyen la acción al grupo armado Adf-Nalu, que opera en la región desde hace años, aunque no ha habido confirmación oficial. El temor y la incertidumbre provocaron un éxodo inmediato hacia Butembo y Ziampanga, dejando atrás tierras y pertenencias.
Las autoridades llegaron horas después para evaluar los daños y desplegar tropas, pero la acción fue percibida como insuficiente. El sacerdote lamenta que no se pudiera haber evitado la masacre. No obstante, tranquiliza a la población afirmando que se han desplegado soldados en la aldea para intentar prevenir otro ataque.
La parroquia, única infraestructura que se mantiene operativa, ha servido como refugio para los supervivientes. El padre Katsere celebró misas de réquiem y acompañó los entierros de las víctimas, mientras la comunidad intenta recomponerse ante la magnitud del ataque.
El Papa León XIV mencionó a las víctimas durante el Ángelus del domingo, un gesto que, según el sacerdote, ofreció un breve respiro a la población: «Pensábamos que nos habían olvidado. Cuando la voz del Santo Padre resonó para hablar de nuestra situación, nos sentimos inmensamente felices», confesó el párroco.
Más allá de la compasión, la iglesia local hace un llamado a la comunidad internacional para que actúe. «El enemigo es prácticamente internacional. Necesitamos ayuda », insiste el sacerdote, quien también insta a las autoridades congoleñas a reforzar las medidas de seguridad.