El Papa Francisco ha recordado a las familias afrontar el camino en la escucha de Cristo, que nunca deja solo.
«¡Anuncia con alegría la belleza de ser familia!»
Mensaje completo del Papa Francisco en el Encuentro Mundial de las Familias 2022.
La copia del mensaje titulado Envío misionero de familias también se ha entregado a los asistentes en la Plaza de San Pedro durante el rezo del Ángelus del Papa Francisco.
Consciente de la falta de escucha y de compañía verdadera en el mundo actual, el Papa Francisco ha invitado a las familias presentes «a continuar su camino a la escucha del Padre que los llama: ¡Hacéos misioneros en los caminos del mundo! ¡No caminéis solo! Familias jóvenes, dejaos guiar por los que conocen el camino, vosotros que vais más allá, sed compañeros de camino para los demás. Vosotros que estáis perdidos por las dificultades, no se dejéis vencer por la tristeza, confiad en el Amor que Dios ha puesto en vosotros, suplicad diariamente al Espíritu para que lo reviva».
Signos de Cristo vivo
El Papa Francisco, consciente también de que el Cristianismo sólo entra en los corazones a través de testimonio, ha exhortado a las familias a serlo, a través del anuncio de una vida nueva: «¡Anuncia con alegría la belleza de ser familia! Anuncia a los niños y jóvenes la gracia del matrimonio cristiano. Da esperanza a los que no la tienen. Actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo que todo debe ser confiado a Dios. Sed vosotros los que coséis el tejido de la sociedad y de una Iglesia sinodal, creando relaciones, multiplicando el amor y la vida. Sed signo de Cristo vivo. No tengas miedo de lo que el Señor te pida, ni de ser generoso como Él. Abríos a Cristo, escuchadlo en el silencio de la oración. Acompaña a los más frágiles, hazte cargo de los que están solos, refugiados, abandonados».
Cuando no haya vino
«¡Sé semilla de un mundo más fraterno! ¡Sed familias de gran corazón! ¡Sé el rostro acogedor de la Iglesia! ¡Y por favor orad, siempre orad!»
El Papa ha terminado invocando a la Virgen, compañera de la vida: «Que María, Madre nuestra, venga en vuestro auxilio cuando ya no haya vino; sea una compañera en el tiempo del silencio y de la prueba, que os ayude a caminar junto a su Hijo Resucitado».
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