Santa Juliana de Norwich
Se cumplen 650 años de las revelaciones de Julián de Norwich, el místico que era mujer
El Papa Francisco envió un mensaje a la Iglesia católica y a la Iglesia anglicana de Norwich (Inglaterra), con motivo de la celebración de la mística que es, además, la primera autora de lengua inglesa conocida
El Papa Francisco envió un mensaje celebrativo a los participantes en los eventos organizados en las catedrales católica y anglicana de Norwich, (Inglaterra), para conmemorar el 650 aniversario de las revelaciones a santa Juliana de Norwich.
«El profundo significado de este místico inglés para la tradición cristiana nos habla a través de los siglos y se reconoce y celebra cada vez más», señaló el Papa Francisco en su mensaje, publicado por Vatican News. «De hecho , su influencia maternal, humilde anonimato y profundas percepciones teológicas son recordatorios oportunos de que la fe en la providencia amorosa de Dios y la santidad de la vida expresada en el servicio generoso a nuestros hermanos y hermanas en necesidad, son verdades eternas que sustentan no solo la vida del discipulado cristiano, sino también el tejido mismo de una sociedad justa y fraterna».
El Papa Francisco prosiguió ensalzando la grandeza de esta humilde mística:
«Cuán vital, también, para el mundo de hoy, es el mensaje de la misericordia y la compasión de Dios revelado a la Madre Juliana. En sus Revelaciones del Amor Divino, aprendemos que a ella se le enseñó por la gracia de Dios que, a pesar de la presencia del mal entre nosotros, 'todas las cosas estarán bien'» (Capítulo 32).
En este sentido, el Papa afirmó rezar «para que todos los que se enfrentan a los desafíos apremiantes de la guerra, la injusticia, el desastre ecológico o la pobreza espiritual, puedan ser consolados y fortalecidos por estas imperecederas palabras de sabiduría».
Santa Juliana es la primera autora conocida de lengua inglesa
Revelaciones privadas
«A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas 'privadas', algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia», indica el Catecismo de la Iglesia Católica. «No pertenecen, sin embargo, al depósito de la fe. No les corresponde mejorar o completar la Revelación definitiva de Cristo, sino ayudar a vivirla más plenamente en un determinado período de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sensus fidelium (sentido de los fieles) sabe discernir y acoger en estas revelaciones en cuanto constituye una auténtica llamada de Cristo o de sus santos a la Iglesia».
Dios está más cerca de nosotros que nuestra propia alma
Se cree que Juliana fue una monja benedictina. Su nombre original parece haber sido Julian.
Un manuscrito del siglo XV señala que «ella aún vive, Año del Señor 1413». El 13 de mayo de 1373, Juliana fue curada de una grave enfermedad después de experimentar una serie de visiones del sufrimiento de Cristo y de la Santísima Virgen, de las que escribió dos relatos; la segunda versión, más larga, se compuso 20 o 30 años después de la primera. Los relatos de Juliana sobre sus visiones se conocen como las Revelaciones del Amor Divino, o las Demostraciones.
Mantenerse en un amor
Juliana se describía como «una simple criatura iletrada» cuando las recibió; pero en sus escritos se manifiestan claros conocimientos teológicos. Los especialistas reconocen en ella la influencia de Walter Hilton, analogías neoplatónicas y la lectura de La Divina Nube de lo Desconocido de autor anónimo. Además, también tendría conocimiento de las cartas de Santa Catalina de Siena.
Como santa Catalina, Juliana tiene poco de dualista. Para la mística, Dios está en nuestra «sensualidad», así como en nuestra «sustancia», y el cuerpo y el alma se prestan ayuda mutua. El conocimiento de Dios y el conocimiento de uno mismo son inseparables: «Dios está más cerca de nosotros que nuestra propia alma».
Santa Juliana es realista en extremo cuando afirma que «cayendo y levantándonos nos mantenemos preciosamente para siempre en un amor» y al poner en el centro de la vida la sencillez del trato de Dios hacia el hombre.
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