
Vista de la plaza de la villa de Castel Gandolfo, a la izquierda
Así es Castel Gandolfo, la residencia de verano de los Papas a la que Francisco se niega a ir un año más
Julio es normalmente el mes en el que la agenda de los Papas se relaja y se limitan los encuentros oficiales y privados
Durante el mes de julio, el Papa Francisco ha reducido su agenda de cara al público, como es tradicional todos los veranos. Su única comparecencia pública va a ser el Ángelus de los domingos, que rezará asomado a la ventana de su apartamento privado en el Palacio Apostólico del Vaticano.
Al igual que el pasado verano y todos los anteriores desde que fue elegido Francisco en 2013, va a pasar los meses de verano en su residencia habitual, la habitación 201 del segundo piso de la Casa Santa Marta, en vez de acudir al palacio de Castel Gandolfo, la residencia estival de los Pontífices.

Benedicto XVI, asomado a la ventana del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo el 28 de febrero de 2014
Esta imponente villa se encuentra a 20 kilómetros al sur de Roma. Tiene una superficie de más de cincuenta y cinco hectáreas y pertenece a la Iglesia católica desde 1596. Desde la época de Urbano VIII (1623-1644) las villas pontificias extraterritoriales son frecuentadas por los Papas, pero fueron reconocidas en los Pactos de Letrán de 1929, que dieron independencia al Estado vaticano de Italia.
Ya que Francisco prefiere quedarse en el Vaticano, decidió en 2014 abrir las puertas de las villas como museo. Primero fueron solo los jardines, que se podían recorrer en un tren, pero en 2016 se comenzó a permitir la visita a los apartamentos exclusivos de la villa, incluidas las habitaciones privadas, que durante tantos años habían sido destino de vacaciones pontificias.
El primer Pontífice que pasó sus días de descanso en la villa fue Alejandro VII, ya que Urbano VIII –en cuyo Pontificado se compra– siempre prefirió pasar la temporada estival en la cercana Villa Barberini. Durante un siglo aproximadamente, la residencia pontificia estuvo abandonada, hasta que Benedicto XIV la remodeló aportando nuevas decoraciones. Su sucesor Clemente XIV compró la vecina Villa Cybo en 1773, ampliando así el jardín que se vio convertido en un verdadero parque.
Las tropas napoleónicas ocuparon el palacio y a su salida lo dejaron las instalaciones gravemente dañadas. Pío VII y Pío VIII fueron los encargados de restaurarla. En tiempos de Gregorio XVI (1831-1846) volvió a ser residencia de verano, al menos hasta 1870 con Pío Nono. Después de este año, llegado el fin de los Estados Pontificios fue abandonada por los Papas, a igual que todas las residencias que poseían fuera de Roma en señal de protesta contra el Estado italiano. Hasta Pío XI no se recuperó su uso.
El conjunto de Castel Gandolfo está formado además de por el palacio con este mismo nombre por las villas pontificias cercanas: Cybo y Barberini. En la última planta del palacio apostólico, bajo la torre, se encuentra la sede del Observatorio Vaticano. Junto con la hacienda agrícola que se incorporó con la compra de terrenos cercanos, el complejo veraniego tiene una extensión mayor que la del propio Vaticano, 55 hectáreas. San Juan Pablo II lo llamaba Vaticano Due o Vaticano dos.
Sus paredes han sido testigos del fallecimiento de dos Papas, Pío XII y Pablo VI. En 2010 se celebró por primera vez en su larga historia una audiencia general un miércoles en la plaza exterior y Benedicto XVI lo convirtió en su residencia temporal tras su renuncia, antes de mudarse definitivamente al convento Matter Ecclesiae, donde vivió hasta su muerte.