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01 de mayo de 2024

El Papa, durante los oficios de las Vísperas y el Te Deum de este 31 de diciembre de 2023

El Papa, durante los oficios de las Vísperas y el Te Deum de este 31 de diciembre de 2023EFE

Navidad 2023

El Papa pide esperanza y gratitud para el próximo año y que Roma sea más acogedora para el Jubileo de 2025

Francisco ha invitado a los presentes a imaginar la gratitud que debió de sentir María al contemplar a Jesús recién nacido llorar y con la necesidad de ser arropado y protegido. «María siempre ha estado llena de amor y de gracia», ha indicado

a las cinco de la tarde de este último día de 2023, como es tradición en el Vaticano, se han celebrado las vísperas de la solemnidad de santa María, madre de Dios en las que el Papa Francisco ha recordado que la Iglesia aprende de la Virgen la gratitud y la esperanza. Con estas dos palabras ha resumido el obispo de Roma la manera de sentir el tiempo y la vida que da la fe en Jesucristo a los creyentes. «La gratitud y la esperanza mundanas son aparentes, les falta la relación con Dios y con los hermanos. Está aplastada por el yo y los intereses. En cambio, en esta liturgia se respira otra atmósfera: la de la alabanza, asombro y gratitud». Así lo ha indicado durante las vísperas y los oficios litúrgicos del Te Deum en acción de gracias por el año transcurrido, que ha reunido en la basílica de san Pedro a 6.500 personas.
Esta liturgia, ha subrayado Francisco, «nos hace entrar en los sentimientos de la Iglesia y la Iglesia lo aprende de la madre». Con sus palabras, ha invitado a los presentes a imaginar la gratitud que debió de sentir María al contemplar a Jesús recién nacido llorar y con la necesidad de ser arropado y protegido. Solo ella y san José sabían de dónde venía. «María siempre ha estado llena de amor y de gracia y por eso también está llena de confianza y esperanza. Lo de María y la Iglesia no es optimismo, es fe en Dios», ha indicado el Santo Padre, quien ha destacado a continuación que el cristiano, como la Virgen, es peregrino de la esperanza. Este, ha recordado, es el lema del Jubileo de Roma del próximo 2025.
Interior de la basílica de San Pedro durante el rezo de las Vísperas y el Te Deum

Interior de la basílica de San Pedro durante el rezo de las Vísperas y el Te DeumAFP

El obispo de Roma ha preguntado a los presentes si la ciudad se está preparando para convertirse en una «ciudad de esperanza». «¿Estamos trabajando para que sea signo de esperanza para quienes viven en ella y quienes la visitan?», ha cuestionado. Para ahondar en esta cuestión ha querido poner dos ejemplos. El primero de ellos: «Entrar en la plaza de san Pedro y ver que bajo la columnata se mueven libremente personas de todas las nacionalidades, culturas y religiones es una experiencia que da esperanza». No obstante, es necesario que se confirme en una buena acogida en la basílica y los servicios de información, según ha precisado.
Por otro lado, con el segundo de los ejemplos ha recordado que el encanto del centro histórico de Roma es «perenne y universal», pero ha advertido que este deben poder también disfrutarlos las personas mayores y aquellas que sufran una discapacidad motriz. «A la gran belleza debe corresponder un decoro sencillo y con funcionalidad natural, porque una ciudad más habitable para sus ciudadanos es también más acogedora para todos». Así, ha puesto el énfasis en que una peregrinación exige sobre todo una preparación y por ello el año que comienza está dedicado a la oración. «Qué mejor maestra que nuestra madre santa», ha indicado y ha pedido a todos los fieles ponerse «en su escuela, con la mirada interior vuelta hacia Jesús. Alegrías y penas, satisfacciones y problemas: todo en presencia y con la gracia de Jesús, todo con gratitud y esperanza», ha culminado su intervención, tras la que ha salido a la plaza en su silla de ruedas en la que ha mantenido un momento de oración ante el pesebre y después ha saludado a los fieles.

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