La Biblioteca Pontificia del Vaticano
Los secretos de la Biblioteca Vaticana: del manuscrito más antiguo del Evangelio a todo lo que queda por catalogar
Entrevista con el sacerdote Mauro Mantovani, prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana, con motivo de la inauguración de la exposición 'Souvenirs de Babel'
La Biblioteca Apostólica Vaticana, fundada en 1451 por el Papa Nicolás V con la misión de «facilitar el trabajo de los estudiosos», alberga actualmente una cantidad considerable de manuscritos, impresos antiguos y no solo, también grabados, aguafuertes, dibujos, fotografías, monedas, medallas etc., consolidándola como una de las instituciones más destacadas en el ámbito cultural internacional.
Recientemente, la Biblioteca Apostólica Vaticana inauguró la exposición Souvenirs de Babel, que estará abierta al público hasta el 22 de junio en la Sala de Exposiciones Kirk Kerkorian. La muestra, la quinta dedicada al diálogo entre el patrimonio de la biblioteca y el arte contemporáneo, destaca la imagen simbólica de la Torre de Babel. Esta representación, publicada por Athanasius Kircher en 1679, sirve de inspiración a Alain Fleischer, fotógrafo y cineasta francés, cuya obra se presenta en la exposición.
«Es a la luz de esta imagen bíblica (Génesis II, 1-9) –afirma el Bibliotecario papal, monseñor Angelo Vincenzo Zani– que Alain Fleischer, fotógrafo, director y escritor, invita a los visitantes a adentrarse en las salas de nuestra Biblioteca Vaticana. Como en una 'nueva Babel', donde se reúnen todas las huellas, incluso las más lejanas y diminutas, de esa dispersión decretada por Dios hacia los hombres que intentaban 'hacerse un nombre' por sí mismos».
Dentro del recorrido expositivo, se encuentra un mosaico fotográfico con numerosas tomas provenientes del Archivo Fotográfico, el Archivo de la Biblioteca y el fondo de la Colección General de Fotografías, a los que se suman también las de otras colecciones inéditas. Se pueden admirar algunas de las obras más emblemáticas de la carrera del artista, así como algunas obras realizadas especialmente para esta ocasión. Alain Fleischer es cineasta, además de fotógrafo y escritor. Vive entre Francia e Italia.
El prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana, Mauro Mantovani, conversa con El Debate sobre el significado de «abrir las puertas» al público. «La misión principal de la biblioteca, por supuesto, es la recopilación, preservación, investigación, estudio y luego poner a disposición el patrimonio que hemos heredado a lo largo de los siglos. Pero también evoluciona con la necesidad de adaptar espacios y entornos a nuevas exigencias, incluida la creciente era digital, promoviendo siempre y en los distintos contextos, una visión de servicio y apertura», dice.
Mauro Mantovani
Al preguntarle al prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana qué manuscrito llevaría consigo en caso de una catástrofe, respondió: «Sería bastante difícil elegir algo en concreto ya que tenemos muchísimos documentos de inestimable valor. Entre ellos me gustaría mencionar el papiro Hanna, también conocido como papiro Bodmer: escrito alrededor del año 200 d.C., es el manuscrito más antiguo donde encontramos juntos el texto de dos Evangelios: el Evangelio según san Lucas y según san Juan. Sin embargo, además de esto, intentaría salvar el mayor número posible de materiales, porque el patrimonio de la biblioteca es inmenso y va más allá de los textos teológicos y filosóficos, incluyendo una amplia gama de disciplinas y lenguajes que reflejan la diversidad y riqueza del conocimiento humano».
Si Mantovani tuvieran que mostrar la belleza de la biblioteca a un joven investigador a través de un libro o una obra, elegiría mostrarle «seguramente los lugares históricos de la antigua Biblioteca como por ejemplo el Salón Sixtino, el Vestíbulo y la Galería Lapidaria donde se encuentra la entrada principal de la Biblioteca en tiempos de Sixto V, y por lo que se refiere a documentos, le enseñaría la copia del manuscrito Urb. Lat.277 del siglo XV, así como La Cosmografía de Claudio Tolomeo, que es una traducción latina del texto griego de la obra La Geografía, que ofrece una visión tanto sincrónica como diacrónica del mundo conocido en esa época. Estas representaciones permiten apreciar la evolución geográfica a lo largo del tiempo, educando en la historia y la memoria, que son fundamentales para la comprensión del presente y la construcción del futuro».
Papiro Hanna
El prefecto de la Biblioteca Apostólica considera que el acceso a la cultura y la historia es crucial en un período en el que la verdad se manipula. «La biblioteca ofrece un entorno donde la pasión por la verdad y el estudio cultivan la conciencia histórica y promueven la paz y la fraternidad entre las naciones».
Alain Fleischer ha representado de manera magistral en su obra dentro de la Sala Barberini la Biblioteca «muda», es decir, los tesoros ocultos al público, aquellos materiales que aún no han sido catalogados. «Sí, exactamente», resaltó el P. Mantovani. «Cada gran biblioteca posee un extenso patrimonio que, hasta que no es catalogado, permanece en silencio. Sin embargo, cuando estos materiales se vuelven accesibles, comienzan a «hablar». Esta situación es una metáfora de nuestra vida, donde a menudo se nos instiga a movernos, a cambiar de perspectiva y a veces a adaptarnos a cambios imprevistos».
La magnitud de los materiales aún por catalogar en la Biblioteca Apostólica es otro enigma. «La biblioteca – confirma Mantovani– inició trabajos de digitalización hace unos doce años, centrándose principalmente en los manuscritos. Actualmente, existen proyectos internacionales y se busca el respaldo de benefactores para completar la digitalización de los restantes aproximadamente 55.000 manuscritos. Hasta ahora, se han digitalizado alrededor de 25.000, pero aún queda mucho por hacer. Además de la digitalización, está el trabajo de catalogación tanto de las adquisiciones recientes como del material ya existente, que requiere un determinado tiempo técnico. Este compromiso es constante y nuestro objetivo, como siempre, es poner a disposición lo antes posible el patrimonio cultural, favoreciendo con ello la consultación y la investigación a nivel académico».