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YAKARTA (INDONESIA), 03/09/2024.- El papa Francisco saludó este martes, a su llegada a la nunciatura de Yakarta tras un vuelo de 13 horas, a un grupo de refugiados acogidos por el Servicio Jesuita a Refugiados, niños huérfanos criados por monjas dominicas y ancianos, y migrantes y personas sin hogar acompañados por la Comunidad de San Egidio. EFE/ Vatican Media SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Francisco saluda en uno de sus viajes apostólicos a un grupo de niños acogidos por el Servicio Jesuita a RefugiadosVatican Media/EFE

El Papa denuncia el aborto como una «práctica asesina» que destruye la esperanza de la sociedad

Francisco alertó en la Cumbre Internacional sobre los Derechos de los Niños, sobre la situación de más de 40 millones de niños desplazados y 160 millones víctimas de trabajo forzado

El Papa Francisco ha vuelto a alzar la voz en defensa de los más vulnerables. Durante la Cumbre Internacional sobre los Derechos de los Niños, celebrada este lunes en el Vaticano y que concluirá mañana, el Pontífice expresó su profunda preocupación por la difícil situación que enfrentan millones de menores en el mundo.

En su discurso, el Pontífice condenó el sufrimiento de millones de menores que enfrentan una «infancia negada», marcada por la pobreza, la violencia y la explotación, denunciando que en muchos casos los niños son «sacrificados a los ídolos del poder, la ideología y los intereses nacionalistas».

Francisco lamentó que, en los últimos tiempos, «vemos casi a diario niños que mueren bajo las bombas, que son usados como soldados, drogados y obligados a combatir, o que quedan huérfanos por la violencia descontrolada en las calles».

El Santo padre recordó que la opresión de los niños no es un fenómeno nuevo, sino una tragedia que se repite a lo largo de la historia. «Si preguntamos a los ancianos, abuelos y abuelas, por la guerra que vivieron cuando eran jóvenes, la oscuridad de aquellos tiempos emerge de sus recuerdos: los colores desaparecen, el aire se llena de malos olores, el frío y el hambre se vuelven insoportables, la suciedad lo cubre todo, el miedo paraliza y la vida se desmorona», expresó.

Francisco compartió su propia experiencia al haber crecido escuchando las historias de la Primera Guerra Mundial narradas por su abuelo, relatos que, según él, le abrieron los ojos y el corazón al horror de la guerra y al sufrimiento de los más indefensos.

En este contexto, el Papa ha denunciado enérgicamente el aborto como «una práctica asesina» que sacrifica la vida naciente, suprimiendo no solo la vida de los niños, sino también la esperanza que toda sociedad necesita para sobrevivir y prosperar. Como el Pontífice ha señalado, esta «lógica del descarte» empuja al ser humano hacia una posición de omnipotencia, donde se niega el derecho más fundamental: el derecho a la vida.

160 millones de niños son víctimas de explotación

El Papa también arremetió contra la indiferencia y la insensibilización de la sociedad ante estas tragedias. «El mundo parece haberse acostumbrado a estas injusticias, endureciendo el corazón hasta el punto de perder lo más noble del ser humano: la piedad y la misericordia».

Las cifras que compartió son escalofriantes: más de 40 millones de niños son desplazados debido a conflictos, 160 millones son víctimas de trabajo forzado y explotación, y alrededor de 150 millones carecen de identidad legal, lo que los convierte en presas fáciles para la trata y el abuso «y explotación de todo tipo, incluidos matrimonios forzados».

Francisco instó a gobiernos, líderes religiosos y organizaciones internacionales a tomar medidas concretas: «No podemos cerrar los ojos ante estas realidades. Estamos llamados a una acción conjunta, a una movilización de conciencias que ponga a los niños en el centro de nuestras prioridades».

La cumbre, titulada «Amémoslos y protejámoslos», reúne en el Vaticano a altos líderes políticos, académicos y sociales, incluyendo a la Reina Rania de Jordania, la jequesa Moza bint Nasser, el ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Antonio Tajani, y el exjefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi.

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