Presos de Albacete regalan al Papa una navaja tradicional en la audiencia en el Vaticano

La Audiencia General de este miércoles ha adquirido un matiz distinto. Tras reflexionar sobre la naturaleza del corazón humano en la catequesis, el Santo Padre ha encontrado a una delegación de la diócesis de Albacete, encabezada por el obispo Ángel Román, que ha viajado hasta Roma junto a un grupo de presos y voluntarios en el marco del Jubileo de los Presos que se celebró el pasado fin de semana.

La presencia de los reclusos del centro penitenciario de Estremera y La Torrecica, quienes han llevado al Papa una navaja artesanal típica de Albacete y que el prelado mostró al Santo Padre, ha puesto rostro humano a la búsqueda del descanso espiritual del corazón que el Pontífice había abordado minutos antes.

El corazón inquieto

La catequesis de la jornada se centró en cómo la resurrección de Jesús ilumina la incesante actividad que caracteriza a la vida humana y la constante exigencia de rapidez para obtener resultados óptimos.

El Papa comenzó reconociendo que, aunque las personas están absortas en muchas actividades y deben afrontar numerosos compromisos, el exceso de acción a menudo se convierte en «un vórtice que nos aturde», quitándonos la serenidad y provocando una sensación de vacío al final del día.

Subrayando que los seres humanos no son máquinas, sino que poseen un «corazón», el símbolo de nuestra humanidad, el Santo Padre citó la conocida frase del Evangelio: «Porque allí donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mt 6,21).

Una reflexión que culminó en el concepto fundamental del «cor inquietum», el corazón inquieto, extraído de san Agustín, quien escribió: «Señor, tú nos hiciste para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti». Esta inquietud no se de forma desordenada, sin un fin o una meta, sino que está orientado hacia su destino último: el amor de Dios, o «Dios Amor». Un tesoro espiritual que se encuentra amando al prójimo que interpela al corazón, pidiendo «ralentizar, mirarlo a los ojos, a veces cambiar de planes».

«Cristo nos libera de nuestras cadenas»

Un mensaje que se puede vincular con la realidad de los presos, muchos de los cuales buscan un nuevo sentido para su existencia. El grupo de peregrinos, que también pasaron una jornada en Asís, acompañados por voluntarios de la Pastoral Penitenciaria y hoy por el alcalde de Albacete, Manuel Serrano, han vivido días de intensa comunión en el marco de su Jubileo.

Roberto, uno de los presos, calificó el viaje como «único» y expresó sentirse «muy alegre». Por su parte, Víctor, explicó que esta peregrinación no es turismo, sino «una peregrinación interior hacia el encuentro con Cristo», el cual «nos está liberando de nuestras cadenas, nuestras prisiones», conceptos profundamente ligados al mensaje de este miércoles del Pontífice.

Otros peregrinos resaltaron el impacto de la comunidad y la gratitud. Miguel se regocijó en «la alegría de estar con Él y estar a su lado», mientras observa cómo Jesús «cura nuestras heridas con esta comunidad que hemos formado con hermanos capellanes».

Florentino describió el viaje como «muy humano, introspectivo, de gratitud, de reconocer los errores y de darle gracias a Dios de que nunca te abandona». Incluso, Claudia, una de las voluntarias, manifestó que para ella ha sido «un regalo el poder disfrutar con las personas privadas de libertad», pudiendo vivir afuera la «esperanza que repartimos también dentro de prisión».