Cardenales a las puertas del Vaticano
El Vaticano despeja incógnitas y confirma el primer gran gesto de León XIV: un Consistorio extraordinario en enero
Tras semanas de especulaciones, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha anunciado finalmente lo que muchos esperaban: el Papa convocará a todos los cardenales los días 7 y 8 de enero de 2026
Durante semanas, en el Vaticano circularon comentarios y análisis sobre la posible convocatoria de un Consistorio extraordinario, aquellos que se organizan «cuando las necesidades particulares de la Iglesia o el tratamiento de cuestiones especialmente graves así lo requieren». Todo se remonta a una filtración del pasado 6 de noviembre, según la cual la Secretaría de Estado habría remitido una breve comunicación interna a los cardenales en la que se indicaba que León XIV tenía previsto convocar un consistorio extraordinario los días 7 y 8 de enero, a la espera de una carta posterior del decano del Colegio Cardenalicio con más detalles.
La Santa Sede no confirmó ni desmintió entonces la información y dejó pasar más de un mes antes de hacerlo oficial. Finalmente, este sábado 20 de diciembre, «tal y como se comunicó en noviembre» –dando cierto aval a la filtración– la Oficina de Prensa del Vaticano confirmó que los días 7 y 8 de enero de 2026 el Colegio Cardenalicio se reunirá en Roma.
Este detalle no es menor. No porque invalide los análisis que circularon antes de la confirmación oficial, sino porque plantea una cuestión previa a cualquier listado de temas que supuestamente se debatirán: cómo y por qué se empezó a construir un relato sobre este Consistorio incluso antes de que existiera formalmente.
¿De qué hablarán los cardenales a puerta cerrada?
El telón de fondo no podría ser más sugerente. El encuentro comenzará justo después de que se cierre la Puerta Santa de la basílica de San Pedro el 6 de enero, clausurando el Jubileo de la Esperanza. Con el nuevo año, León XIV busca un objetivo central que ha subrayado desde su elección: restaurar la unidad.
Una unidad entendida en un sentido amplio. No solo la cohesión interna de la Iglesia, sino también el fortalecimiento de la comunión entre los cristianos y la dimensión fraterna de toda la familia humana. En este marco, señalan algunos, la agenda del Consistorio incluirá cuestiones eclesiales de largo recorrido como la liturgia y la sinodalidad.
Tras años de debate en torno a Traditionis custodes —el documento con el que Francisco limitó el uso de la liturgia anterior a la reforma de 1970 y que generó tensiones en distintos ámbitos eclesiales—, algunos analistas consideran que el nuevo pontificado podría optar por abordar la cuestión litúrgica desde una perspectiva menos confrontativa.
En un plano distinto, y también según interpretaciones, la insistencia de León XIV en la sinodalidad estaría siendo leída no como la apertura de un proceso indefinido de discusión, sino como la búsqueda de un método de escucha y discernimiento que conduzca a decisiones concretas y a una mayor comunión eclesial.
Los retos que trascienden el debate interno
Sin embargo, el horizonte del encuentro no se limita a los debates internos más visibles. La Iglesia universal se enfrenta hoy a desafíos de alcance mucho más amplio, vinculados a transformaciones culturales y sociales actuales. Entre ellos figuran la consolidación de la ideología de género, el transhumanismo y la llamada cultura de la muerte en buena parte de las legislaciones occidentales.
A ello se suman nuevas realidades como la irrupción de la Inteligencia Artificial —frecuentemente comparada con una nueva revolución industrial—, el impacto del islam en un escenario geopolítico cada vez más fragmentado y la persistente persecución de comunidades cristianas en distintas regiones del mundo.
Lo que está claro es que el Papa ha convocado el primer Consistorio extraordinario en el que se reforzará «la comunión entre el Obispo de Roma y los cardenales, llamados a colaborar de manera especial en la diligencia por el bien de la Iglesia universal», informó el comunicado de la Santa Sede.
Serán dos jornadas dedicadas a la oración y al discernimiento común. León XIV probablemente no busca un impacto mediático inmediato, sino consolidar la relación con sus colaboradores más cercanos y sentar las bases de una etapa marcada por la reflexión y la unidad.
Tras semanas de interpretaciones y análisis, la Santa Sede fija el marco. El nuevo año comenzará así con un encuentro llamado a orientar el rumbo de la Iglesia que aspira a seguir anunciando con claridad el Evangelio al hombre contemporáneo y defender el depósito de la fe ante los retos culturales y sociales del siglo XXI.