Frank Cuesta

Frank Cuesta

Qué es la mitomanía, la condición psicológica que dice tener Frank Cuesta

Aunque no profundizó en su declaración, el comentario generó un gran revuelo en redes sociales, reabriendo el debate sobre un trastorno poco comprendido

En los últimos días, el conocido presentador y activista Frank Cuesta sorprendió a sus seguidores al autodefinirse públicamente como «mitómano». Aunque no profundizó en su declaración, el comentario generó un gran revuelo en redes sociales, reabriendo el debate sobre un trastorno poco comprendido, pero cada vez más presente en la sociedad: la mitomanía, o mentira patológica.

Lejos de ser una simple tendencia a decir mentiras, la mitomanía es una condición psicológica compleja en la que la persona miente de forma compulsiva y reiterada, sin una motivación aparente ni un beneficio directo. Según explica la psicóloga Paloma Rey, colaboradora de Doctoralia, «el mitómano no miente por estrategia ni por conveniencia. Miente por una necesidad interna que muchas veces ni siquiera comprende». A diferencia del mentiroso común, que elige cuándo, cómo y por qué mentir, el mitómano lo hace sin control, mezclando fantasía con realidad y llegando incluso a creerse sus propias invenciones.

Las historias de una persona con mitomanía suelen ser exageradas, dramáticas o inverosímiles, aunque muchas veces incluyen elementos reales, lo que las hace más creíbles para quienes las escuchan. La intención detrás de estas mentiras suele estar relacionada con la necesidad de llamar la atención, evitar responsabilidades, ocultar inseguridades o generar una imagen idealizada de uno mismo. «En el fondo, hay un deseo profundo de sentirse valioso, admirado o querido, aunque el camino para lograrlo sea a través de la mentira», añade la especialista.

Identificar a una persona mitómana no es sencillo. Las mentiras están tan elaboradas y se repiten con tanta convicción que es difícil distinguir la realidad de la invención. Sin embargo, hay ciertas señales a las que se puede prestar atención: contradicciones en los relatos con el paso del tiempo, reacciones defensivas o agresivas cuando se les cuestiona, y una falta de culpa o remordimiento, incluso cuando se descubren las mentiras. Además, quienes conviven con personas mitómanas suelen experimentar confusión emocional, desgaste en la confianza y una constante sensación de estar siendo manipulados.

En cuanto al origen de esta conducta, no existe una causa única. La mitomanía puede desarrollarse a partir de una combinación de factores psicológicos, emocionales y sociales. Entre las causas más comunes están la baja autoestima, la necesidad de aprobación, traumas infantiles, y ciertos trastornos de la personalidad como el narcisismo o el trastorno límite. En muchos casos, mentir comienza como un mecanismo de defensa en la infancia para evitar castigos o conseguir atención, y termina convirtiéndose en un patrón de comportamiento automático.

El caso de Frank Cuesta es particularmente llamativo por tratarse de una figura pública que ha construido parte de su carrera en base a la autenticidad y la franqueza. Su admisión de ser mitómano, aunque breve, ha llevado a muchos a preguntarse si se trataba de una confesión seria, una autocrítica o una manera de provocar reflexión. Sea cual haya sido su intención, lo cierto es que su declaración ha servido para poner sobre la mesa una problemática que rara vez se discute abiertamente.

¿Qué hacer si se convive con alguien que padece este trastorno?

La Dra. Rey recomienda evitar el enfrentamiento directo y no caer en la humillación pública. Es importante establecer límites claros si las mentiras afectan la relación, y si es una persona cercana, sugerirle con delicadeza que busque ayuda profesional. La terapia psicológica puede ser clave para tratar la mitomanía, ayudando a la persona a desarrollar una mayor conciencia sobre su conducta, mejorar su autoestima y aprender nuevas formas de relacionarse con los demás.

La mitomanía no es sinónimo de maldad ni de manipulación intencionada. Es, en muchos casos, una señal de sufrimiento emocional profundo. Entenderla como tal es el primer paso para abordarla con compasión y buscar soluciones reales.

comentarios
tracking