Un hombre acude a la consulta del médico

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¿Fiebre, cansancio o dolor articular? Podría tratarse de una enfermedad autoinmune

Los síntomas inespecíficos y la falta de pruebas claras suponen un reto en el diagnóstico

El sistema inmunológico, encargado de la defensa del organismo frente a las enfermedades, trabaja de forma constante para mantener la salud, combatiendo virus, bacterias y otros agentes patógenos que logran ingresar al cuerpo. Sin embargo, en ocasiones este sistema comete errores y ataca por equivocación las células sanas, considerándolas una amenaza. Este proceso puede dar origen a un trastorno autoinmune.

Existen numerosas enfermedades autoinmunes, que pueden afectar desde un único tipo de tejido, como la vasculitis, hasta múltiples órganos y sistemas, como ocurre en el lupus eritematoso sistémico donde puede verse comprometidos la piel, el corazón, los pulmones y otros órganos vitales.

Diagnóstico

El diagnóstico de las enfermedades autoinmunes y de baja prevalencia continúa representando uno de los retos más complejos para la medicina actual. Su gran diversidad clínica, la ausencia de pruebas diagnósticas específicas y la similitud de sus manifestaciones con las de dolencias más comunes dificultan notablemente su identificación precoz. Así lo expone el doctor Andrés González García, especialista en Medicina Interna de la Unidad de Medicina de Familia del Hospital Ruber Internacional, quien pone el acento en la necesidad de un enfoque global y una amplia experiencia clínica en el abordaje de estos pacientes.

«Estas enfermedades pueden debutar con fiebre, cansancio, erupciones cutáneas o dolor articular, y confundirse con cuadros habituales como infecciones», advierte el doctor. Esta ambigüedad en los síntomas iniciales, unida al desconocimiento generalizado sobre estas patologías y la carencia de marcadores biológicos concluyentes, explica tanto su infradiagnóstico como los importantes retrasos en su detección, con el consiguiente deterioro en la calidad de vida del paciente.

A este panorama se suman síntomas vagos o difusos –como la fatiga persistente, la febrícula o la pérdida de peso– que suelen conducir a un peregrinaje médico frustrante. «Esto genera frustración en los pacientes, que sienten que no les encuentran nada. Solo un seguimiento continuado y una mirada global permiten distinguir lo banal de lo grave», matiza el Dr. González.

Pedir una segunda opinión

Una de las consecuencias frecuentes es la multiplicidad de diagnósticos parciales o erróneos durante las fases iniciales del proceso clínico. Muchos de estos enfermos son valorados por diversos especialistas de forma aislada, sin una visión integradora del cuadro general. En este contexto, la posibilidad de acceder a una segunda opinión médica adquiere un papel esencial. «No se trata de desconfiar del médico, sino de confirmar que el diagnóstico y el plan terapéutico son los adecuados», aclara el experto.

La atención en centros especializados constituye un factor determinante. Según el Dr. González, estos hospitales cuentan con equipos multidisciplinares bien coordinados, habituados a lidiar con la incertidumbre diagnóstica, y con acceso a tratamientos innovadores. «La experiencia es tan importante como la tecnología», subraya.

Tratamiento

En cuanto al tratamiento, la tendencia actual se orienta hacia estrategias personalizadas, ajustadas a la evolución concreta de cada paciente. Estas combinan terapias convencionales, tratamientos dirigidos y medidas de apoyo. En este campo, los fármacos biológicos han supuesto una auténtica revolución, al ofrecer una notable mejora en la calidad de vida y una reducción significativa de las complicaciones asociadas.

El especialista del Ruber Internacional destaca también la necesidad de un seguimiento continuo y cercano. Esta vigilancia no solo busca prevenir recaídas o daños orgánicos irreversibles, sino que responde a la dimensión emocional del proceso.

No tratamos solo órganos, tratamos personas que necesitan sentirse comprendidas y acompañadasDr. Andrés González GarcíaEspecialista en Medicina Interna de la Unidad de Medicina de Familia del Hospital Ruber Internacional

La validación de los síntomas, el apoyo psicológico y la conexión con asociaciones de pacientes forman parte integral del tratamiento.

Tres prioridades clave

De cara al futuro, el Dr. González identifica tres prioridades clave: avanzar hacia un diagnóstico más ágil mediante biomarcadores y herramientas de inteligencia artificial, garantizar un acceso justo y equitativo a las terapias emergentes, y fortalecer los sistemas de referencia hospitalaria para asegurar la atención en centros expertos. Todo ello, con un modelo asistencial centrado en el paciente y que promueva su implicación en las decisiones clínicas.

«El futuro de estas enfermedades pasa por una medicina personalizada y preventiva, que una ciencia, tecnología y humanidad», concluye el doctor.

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