Prueba de orina
La señal en tu orina que podría detectar el cáncer de vejiga a tiempo
El cáncer de vejiga es uno de los diez más comunes en el mundo y el quinto más frecuente entre las mujeres españolas y el cuarto entre los hombres. Además, nuestro país es el de mayor incidencia de toda la Unión Europea. De ahí la importancia de reconocer los primeros posibles signos del tumor, como la hematuria o sangre en orina, de modo que sea más fácil abordar a tiempo la enfermedad.
Existen dos tipos de cáncer de vejiga. Por un lado, el no músculo-invasivo, que supone alrededor del 75 % de los casos, se limita al revestimiento interno del órgano. Por otro, el músculo-invasivo, que afecta al músculo de la pared vesical, representa entre el 25 % y el 30 % de los diagnósticos y puede extenderse a otros órganos.
Sangre en orina
El síntoma más común es la presencia de sangre en la orina, generalmente sin dolor, aunque a veces puede confundirse con infecciones urinarias o cálculos. Otros signos de alerta son el aumento de la frecuencia urinaria, el dolor abdominal o la disminución de la cantidad de orina.
«El diagnóstico suele retrasarse porque los síntomas iniciales se confunden con infecciones», explica el Dr. Daniel Pérez Fentes, coordinador del Grupo de Uro-Oncología de la AEU quien añade: «Ante cualquier episodio de hematuria, incluso si desaparece, es clave descartar un tumor vesical».
Factores de riesgo
El tabaco es el principal responsable: se estima que causa la mitad de los casos. Las sustancias cancerígenas presentes en el humo se eliminan por la orina y dañan las células de la vejiga. «Abandonar el hábito tabáquico podría prevenir un gran número de casos», destaca la Dra. Aránzazu González del Alba, presidenta de SOGUG.
También aumenta el riesgo la exposición a sustancias químicas en industrias como la textil o del caucho, la edad avanzada, el sexo masculino y condiciones genéticas como el síndrome de Lynch.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico combina análisis de sangre y orina con pruebas de imagen como la ecografía o la cistoscopia, que permiten visualizar el interior de la vejiga. La detección temprana sigue siendo uno de los grandes retos.
Según Laurent Gemenick, presidente de CANVES, los principales desafíos incluyen «los retrasos en el diagnóstico, la falta de apoyo psicosocial y las desigualdades en el acceso a los tratamientos».
El cáncer músculo-invasivo sigue tratándose, en la mayoría de los casos, con cistectomía radical (extirpación de la vejiga), que ofrece una supervivencia media del 50 % a cinco años. Sin embargo, los casos con afectación ganglionar reducen esa cifra al 18 %.
En los últimos años, la inmunoterapia y los anticuerpos conjugados han abierto nuevas posibilidades. «Estas terapias, solas o combinadas, están mejorando la supervivencia y podrían permitir conservar la vejiga en algunos pacientes», afirma la Dra. González del Alba.
Diagnóstico precoz
Marta Moreno, directora de Asuntos Corporativos de AstraZeneca España, afirma: «Identificar los síntomas y acudir al médico sin demora puede ser determinante» y añade: «Nuestro compromiso es ayudar a que la población reconozca los signos de alarma y ofrecer a los profesionales herramientas que mejoren la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes».