
Mujer embarazada
El aumento de peso y la maternidad tardía aumentan el riesgo de cáncer de mama en mujeres
En el estudio también se ratificó que un parto temprano tiene un efecto protector frente al cáncer de mama posmenopáusico
Una reciente investigación llevada a cabo por la Facultad de Biología, Medicina y Salud de la Universidad de Manchester (Reino Unido) ha puesto de manifiesto que las mujeres que experimentan un incremento importante de peso tras los 20 años y tienen su primer hijo pasados los 30 –o que no llegan a ser madres– presentan casi el triple de probabilidades de desarrollar cáncer de mama en comparación con aquellas que dieron a luz más jóvenes y mantuvieron un peso corporal estable. Los hallazgos se han dado a conocer durante la presente edición del Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO 2025), que tiene lugar en Málaga.
Estudios previos ya habían concluido que la ganancia de peso en la etapa adulta incrementa la probabilidad de padecer cáncer de mama tras la menopausia. Asimismo, otras investigaciones habían asociado el primer embarazo a una edad temprana con una disminución del riesgo de esta enfermedad. De hecho, una revisión de 21 estudios centrados en factores reproductivos concluyó que cada año de retraso en el primer parto eleva en un 5 % el riesgo de cáncer mamario antes de la menopausia y en un 3 % en el periodo posterior.
No obstante, hasta el momento no se había esclarecido cómo interactúan ambas variables –aumento de peso y edad del primer embarazo– en relación con el riesgo oncológico. Tal como indica Lee Malcomson, investigador principal del estudio, «en Inglaterra, la proporción de mujeres con obesidad o sobrepeso ha aumentado del 49 % en 1993 al 59 % en 2021, y la proporción de mujeres que dan a luz más tarde en la vida ha aumentado de forma constante durante los últimos 50 años». Además, el cáncer de mama en mujeres ha alcanzado tasas récord, lo que subraya la necesidad de entender mejor cómo inciden el momento de la maternidad y el peso en el desarrollo de la enfermedad, para orientar con mayor precisión las recomendaciones sobre hábitos de vida.
En el marco de este trabajo, el equipo de Manchester analizó los datos de 48.417 mujeres con una edad promedio de 57 años y un índice de masa corporal medio de 26,3 kg/m², todas ellas participantes del estudio PROCAS 7, que se realiza en el Reino Unido con mujeres que acuden a revisiones de detección precoz del cáncer de mama.
Las participantes fueron clasificadas en función de si habían tenido su primer hijo antes de los 30 años (embarazo temprano), a partir de esa edad (embarazo tardío) o si no habían sido madres (nulíparas). Asimismo, se consideró el aumento de peso desde los 20 años, calculado a partir del recuerdo del peso en esa etapa comparado con el peso actual. A lo largo de un seguimiento medio de 6,4 años, se detectaron 1.702 casos de cáncer de mama.
El análisis reveló que aquellas que fueron madres a una edad temprana presentaron un mayor incremento de peso en la adultez que las que lo fueron más tarde, con un aumento adicional de 0,21 kg por año por cada año que se adelantó el embarazo. También se ratificó que un parto temprano tiene un efecto protector frente al cáncer de mama posmenopáusico y que el incremento de peso en la adultez constituye un factor de riesgo relevante. Sin embargo, los investigadores no hallaron evidencia de que el parto temprano mitigue el efecto adverso del aumento de peso sobre el riesgo de desarrollar la enfermedad.
El dato más concluyente del estudio indica que las mujeres cuyo peso en la edad adulta creció más del 30 % y que fueron madres después de los 30 años o no tuvieron hijos presentan un riesgo 2,73 veces superior de padecer cáncer de mama, en comparación con quienes tuvieron su primer hijo antes de los 30 y mantuvieron un incremento de peso inferior al 5 %.
«Nuestro estudio es el primero en establecer cómo el aumento de peso y la edad del primer parto interactúan para afectar el riesgo de cáncer de mama de una mujer», afirma Malcomson. A su juicio, es crucial que los médicos de atención primaria sean conscientes de que la combinación de un aumento de peso significativo con un parto tardío –o la ausencia de maternidad– representa un riesgo notable para la salud de las mujeres.
Además, subraya que las conclusiones respaldan las recomendaciones ya existentes que promueven la actividad física regular y el mantenimiento de un peso saludable como estrategias eficaces para reducir la incidencia del cáncer de mama. Los análisis secundarios realizados en subgrupos –mujeres con cáncer de mama ER positivo, casos de carcinoma ductal in situ (CDIS), cáncer detectado durante cribados y participantes posmenopáusicas– confirmaron los resultados generales del estudio.