La modelo Virginia Troconis y el dietista Pablo Ojeda

La modelo Virginia Troconis y el dietista Pablo OjedaLuis Serrano

Entrevista a Virginia Troconis, modelo

«Debemos entender que si empezamos una dieta no es para perder peso, sino para estar bien con nosotros mismos»

La modelo venezolana ha publicado el libro Comida, vamos a llevarnos bien junto al dietista Pablo Ojeda, con consejos y recetas para mantener un cuerpo saludable

La modelo venezolana Virgina Troconis y el dietista Pablo Ojeda han publicado, recientemente, un trabajo a cuatro manos titulado Comida, vamos a llevarnos bien en el que se mezclan consejos y recetas para mantener un cuerpo saludable. El Debate ha tenido la oportunidad de charlar con Troconis sobre las dietas milagrosas, la obesidad infantil y algunas de las recetas que podremos encontrar en el libro.
—¿Cómo surge la idea de escribir Comida, vamos a llevarnos bien?
—La idea surge después de la pandemia. Siempre digo que la pandemia nos movió un poco el suelo a todos y nos hizo pensar y plantearnos muchas cosas. Aunque no pudiéramos salir durante el confinamiento, no estábamos de vacaciones, así que empecé a hacer directos de recetas en Instagram y fue cuando llegó Pablo Ojeda para hacer un directo sobre cómo había influido la pandemia en la alimentación y psicológicamente en la sociedad. A partir de ahí empezamos a hablar, hicimos dos o tres directos que tuvieron mucha repercusión y de ahí, de los directos de Instagram, surgió nuestra colaboración y la creación del libro.
—¿Qué van a encontrar los lectores en este libro?
—La filosofía del libro es que para estar bien no hay que hacer nada extraordinario. Lo que hemos pretendido Pablo y yo es intentar que la gente entienda que la comida es mucho más que comida porque es compartir, disfrutar de ella y de la familia. De hecho, fue bastante difícil elegir los temas porque había muchas cuestiones de las que hablar. Yo no soy escritora, no soy nutricionista, pero abro mi corazón e intento influir de manera positiva en el pensamiento de la gente para que sea un poco más feliz. La comida es felicidad y tiene que ser nuestra aliada, no nuestra enemiga, no nos podemos castigar con la comida.
—¿Por qué cree que la gente tiene esta relación de amor-odio con la comida?
—Porque siempre se nos ha dicho que con la comida cogemos peso. Hay un estudio que dice que existen doscientos factores que influyen en la subida y en la bajada de peso, y la comida es solo uno, pero creo que en nuestra sociedad está muy arraigado que todo está relacionado con la comida. Si estamos tristes comemos, si estamos contentos comemos, y así una y otra vez… Debemos darle su sitio y su importancia, pero no lo es todo porque existen factores emocionales, psicológicos, hormonales que también afectan al peso, en cambio, es la comida a la que demonizamos. Hay demasiada información externa que nos llega y todos intentamos imitarlo por eso es importante que seamos conscientes de que no a todos nos valen las mismas dietas. De hecho, la palabra dieta está mal empleada en nuestra sociedad. Dieta significa régimen de vida y nosotros tenemos que adaptar nuestro régimen a nuestra vida, por eso no nos vale lo mismo a todos. Cada uno tiene sus necesidades y debe adaptar ese régimen a las suyas.
—¿Existe la dieta milagrosa?
—No existe la dieta milagrosa. Lo que es importante es que seamos conscientes que si no cambiamos de actitud, de hábitos y de conducta, solo vamos a perder el tiempo. Si yo hago una dieta de dos semanas en las que únicamente como pollo y lechuga, pero al terminarla vuelvo a mis hábitos de siempre, volveré a recuperar lo perdido. Hay muchos trucos para conseguir nuestros objetivos, pero debemos saber organizarnos el día para llegar a donde queremos.
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Luis Serrano

—La dieta mediterránea siempre ha gozado de una gran reputación: ¿Sigue siendo así? ¿En qué consiste realmente esta dieta?
—La dieta mediterránea son nuestros padres. Es rica en nutrientes, es variada… En España podemos comer de todo y eso hace que podamos adaptar la dieta a nuestra vida. La variedad es muy importante para que uno se sienta cómodo con la dieta. Es crucial que disfrutemos con lo que comemos para que no se nos haga aburrido el comer.
—Tanto usted como Pablo hacen énfasis en la importancia de educar al paladar, ¿cómo lo podemos lograr?
—Paulatinamente. Yo, por ejemplo, tomaba un café con dos cucharadas de azúcar todos los días. De ahí le quité una de azúcar, luego dos, y así, sucesivamente. Ahora me lo tomo solo y te puedo asegurar que desde que conseguí eso, mi cuerpo no me pide tanto azúcar, tanto dulce. Se puede conseguir el cambio, pero siempre paulatinamente. No podemos ser tan radicales como para cambiar nuestros hábitos de un día para otro. Así no conseguimos nada.
—Teniendo en cuenta la situación económica actual que se está viviendo en toda Europa, ¿podemos permitirnos una cesta de la compra saludable y asequible para nuestro bolsillo?
—Definitivamente, sí. Es verdad que con dos euros, como dice el ministro, no se puede comer, pero es cierto que si uno se organiza puede comer bien. Hay que saber aprovecharlo todo. En el libro hay una receta de aprovechamiento basada en el arroz que demuestra como uno, con pocas cosas, puede sacar adelante un gran plato. Es cierto que ahora todo ha subido, pero con una buena organización se pueden hacer muchas cosas. No todos los días se puede comer dorada, pero sí que podemos intentar comer pescado al menos una vez a la semana.
—Según los resultados del estudio ALADINO de 2019 presentado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, la obesidad afecta al 23,2 % de niños y niñas de familias con rentas bajas. ¿Saben los niños comer bien? ¿Estamos mal acostumbrados?
—Sí. Yo creo que estamos muy mal acostumbrados, pero la situación económica y la falta de información, al final, influye mucho. Decía Pablo que en Japón, al haber una tasa de obesidad muy alta, incluyeron una asignatura de alimentación y el colegio consiguió bajar los porcentajes drásticamente. Pero es cierto que los padres muchas veces no le dan la importancia a la alimentación de sus hijos y se excusan en el tiempo y el trabajo. «Unos donetes, un batido y ya tienes la merienda», y eso se está viendo en los datos. Las predicciones no son buenas y España está liderando las listas en obesidad.
—¿Cómo podemos lograr que se sientan cómodos a la hora de comer alimentos nuevos?
—Creo que, en la actualidad, se ha avanzado mucho con los niños y su educación alimenticia, pero hay que ir introduciendo los productos, poco a poco. Los niños tienen que saber que existe el chocolate, los dulces, la Nutella, pero también tienen que saber cuándo tomarlo. Tienen que aprender a convivir con ello para que luego no hagan de los alimentos prohibidos su base alimenticia. Ahora estoy intentando que mis hijos entiendan que nuestro cuerpo es nuestro templo porque, al final, es el único cuerpo que vamos a tener y hay que cuidarlo.
—Un último apunte, consejo, ¿cuál es primer paso para comenzar una vida más saludable?
—Saber que quieres tener una vida más saludable porque hasta que uno no admite que tiene un problema, no toma decisiones. Es muy importante mantener la calma, pero, sobre todo, debemos entender que si empezamos una dieta no es para perder peso, sino para estar bien con nosotros mismos.
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