Arroz blanco

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Enfriar el arroz antes de comerlo mejora la digestión y estabiliza la glucosa

Un sencillo cambio en la forma de consumir arroz –y otros alimentos ricos en almidón como la patata o la pasta– podría mejorar la digestión, favorecer la salud intestinal y contribuir a regular los niveles de azúcar en sangre. Así lo señalan divulgadores especializados en microbiota y hábitos nutricionales, quienes destacan que el beneficio no depende del tipo de arroz, sino del tiempo de reposo tras la cocción.

Beatriz Crespo, doctora en Medicina y experta en Alto Rendimiento Deportivo, autora del libro Microhábitos Saludables (Ediciones B) explica en un vídeo en sus redes sociales que «el mismo arroz de siempre puede convertirse en un superalimento metabólico y no tiene nada que ver con el tipo, sino con una transformación invisible que ocurre cuando lo dejamos reposar» y añade: «Cuando cocinamos arroz y lo comemos recién hecho, gran parte del almidón se digiere rápido. Pero si lo dejamos enfriar de 6 a 12 horas y lo lo comemos después frío o recalentado, ocurre algo muy interesante y es que el tiempo de enfriado hace que el almidón que contiene cambie su estructura y se convierta en almidón resistente, una fibra que no se digiere en el intestino delgado y llega intacta al colon, lo que alimenta nuestras bacterias buenas, produce compuestos antiinflamatorios como el butirato y nos ayuda a estabilizar la glucosa y reducir las calorías absorbidas».

El consejo para incorporar este hábito es simple: cocinar el arroz, dejarlo enfriar completamente y consumirlo más tarde. Se trata de un 'microhábito' fácil de aplicar y con potencial para mejorar la salud metabólica y digestiva.

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