Unas gafas de sol homologadas pueden filtrar hasta el 100% de la radiación UV
Los expertos responden
Cómo cuidar y limpiar tus gafas de sol
Cuidar adecuadamente de tus gafas es crucial, no solo por razones estéticas, sino también para asegurar una buena salud visual y extender la vida de las lentes y la montura. Si no les das el cuidado que necesitan, podrías experimentar fatiga visual, molestias innecesarias y daños que afectan la calidad óptica y la claridad de la visión. Además, la suciedad y la grasa pueden acumular bacterias o partículas irritantes que terminen en tus ojos, causando incomodidad o incluso infecciones.
Los tratamientos especiales, como los antirreflejantes y antirrayado, son especialmente sensibles a productos de limpieza inadecuados, lo que puede resultar en rayones permanentes o deformaciones en la montura.
Cómo limpiar las gafas
Para limpiar tus gafas, lo ideal es hacerlo al menos una vez al día, preferiblemente por la noche, o con más frecuencia si estás en un ambiente polvoriento. Humedece las lentes bajo el grifo con agua fría o tibia y aplica un poco de jabón neutro, frotando suavemente las lentes y la montura con los dedos. Este método ayuda a evitar rayones causados por el polvo y a eliminar la suciedad. Luego, enjuaga bien con abundante agua para quitar cualquier residuo de jabón, teniendo cuidado de no usar agua caliente, ya que puede dañar los recubrimientos. Por último, sécalas con un paño de microfibra limpio y suave.
Si no tienes agua y jabón a mano, hay alternativas como sprays o paños de microfibra específicos que puedes encontrar en ópticas, diseñados para evitar rayones. También puedes usar toallitas desechables para una limpieza rápida. Para una limpieza más profunda, las máquinas de ultrasonido son una excelente opción, ya que limpian a fondo tanto las lentes como la montura sin riesgo de dañarlas.
Qué hacer con la montura
En cuanto a la montura, es esencial hacer ajustes regulares en la óptica y limpiarla según el material: las de acetato con agua tibia y jabón neutro, las metálicas con un paño suave, y las de titanio con productos específicos. Es muy importante evitar productos químicos agresivos como alcohol, acetona o lejía, ya que pueden dañar el color y los acabados, y las temperaturas extremas pueden deformar la montura.
Es fundamental evitar errores comunes que pueden dañar tus gafas. Nunca debes limpiarlas en seco ni usar ropa o pañuelos de papel, ya que sus fibras pueden rayar las lentes. Además, el uso de productos de limpieza agresivos, como alcohol al 96 % o jabón lavavajillas, puede perjudicar los tratamientos y dañar la montura. Soplar sobre las lentes para limpiarlas, aplicar demasiada presión o intentar rascar manchas difíciles también puede causar problemas.
En el día a día, es clave no dejar las gafas en lugares con temperaturas extremas, manejarlas siempre con ambas manos para evitar deformaciones, y guardarlas en su estuche rígido y limpio cuando no las estés usando. Evita dejarlas con las lentes hacia abajo, usarlas como diadema, dormir con ellas puestas o tocarlas con manos sucias o con crema.
Por último, es muy importante no intentar ajustar la montura por tu cuenta, ya que eso requiere herramientas y conocimientos específicos. Ignorar pequeños desajustes y no hacer revisiones periódicas en la óptica puede llevar a problemas más serios y afectar la calidad de tu visión.
Mantener una limpieza regular de la montura y revisar el estado de los tratamientos ópticos son esenciales para que tus gafas se mantengan en las mejores condiciones. Una limpieza inadecuada o el uso de productos incorrectos puede afectar negativamente los tratamientos antirreflejantes, de filtro azul, fotocromáticos e hidrofóbicos, disminuyendo su efectividad y durabilidad.
Inmaculada Molina/ Mar Rodríguez, Universidad CEU San Pablo