Doctor González-Chamorro

Doctor González-Chamorro

Día Europeo de la Salud Prostática

«Con la cirugía se puede llegar a ofrecer una preservación de la potencia sexual hasta del 90%»

El doctor Fernando González-Chamorro asegura que se han mejorado las tasas de supervivencia del cáncer de próstata, entre otros factores gracias a la cirugía curativa y al diagnóstico precoz

El cáncer de próstata es uno de los más comunes en hombres y sin embargo son muchos los que aún no han tomado conciencia de la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz de esta enfermedad. Es por esto que el 15 de septiembre se celebra en el Día Europeo de la Salud Prostática.
El Dr. Fernando González-Chamorro, jefe clínico del Servicio de Urología del Hospital San Rafael de Madrid y Socio Fundador de FIGUS, anima a los hombres a acudir a revisión porque «la técnica del avestruz no ha ayudado nunca a mejorar las expectativas de vida de la población».
- Que le diría un hombre que es reacio a hacerse pruebas para descartar un cáncer de próstata
-Lo primero que le diría es que hemos mejorado las tasas de supervivencia del cáncer de próstata, entre otros factores gracias a la cirugía curativa y al diagnóstico precoz. Y esto no es posible si no acude el paciente a su urólogo de modo proactivo.
También le diría que una cosa es el miedo atávico o infundado a «encontrarme lo que no tengo» ante el cual sólo se puede luchar con información fiable. Y otra situación es el miedo real a encontrar un cáncer de próstata que no tenga un riesgo clínico importante y se someta al paciente a un sobretratamiento con efectos secundarios nada despreciables por haberlo sacado a la luz; esto ocurrió hace unos 25 años y por ello se pusieron restricciones al uso indiscriminado de PSA (análisis de sangre) para el cribado poblacional del cáncer de próstata.
Sin embargo, en los últimos años se han incrementado en un 25% los cánceres con metástasis, y por tanto, incurables en el momento del diagnóstico. Esto se ha producido tanto en EE.UU. como en Europa, España incluida, y se debe a las restricciones que se impusieron a partir de 2012 en el uso del PSA, cuya justificación eran las sobreactuaciones terapéuticas para cánceres de bajo riesgo. Convertir al PSA en el culpable ha llevado a esta desafortunada situación.
Seguro que lo más razonable es un cribado selectivo y estratificado (así lo recomienda la Comisión Europea en 2022) que permite nuevas herramientas diagnosticas de las que no disponíamos hace 20 años y ofreciendo tratamiento poco agresivo para los casos de menor riesgo o incluso NO HACER NADA, lo que llamamos vigilancia activa.
La técnica del avestruz no ha ayudado nunca a mejorar las expectativas de vida de la población.
- ¿Qué síntomas deberían servir de voz de alarma?

Los síntomas urinarios es más frecuente que se deban a patologías benignas que también tratamos como el crecimiento benigno de la próstata

-En sus primeros estadios, este tipo de cáncer lo normal es que no provoque síntomas y ahí es donde la prevención es esencial, pero si ya está algo avanzado, puede ‘visibilizarse’ con diferentes problemas a la hora de orinar, una disminución en la fuerza de la expulsión de la orina (saldría a gotitas y no en forma de chorro), sangre en la orina o en el semen, dolor al orinar o eyacular, dolor de huesos, pérdida de peso y de apetito sin motivo alguno.
Los síntomas urinarios es más frecuente que se deban a patologías benignas que también tratamos como el crecimiento benigno de la próstata.
Lo idóneo sería que el paciente acuda a su especialista en cuanto detecte alguno de estos síntomas. Ya en consulta, nosotros podremos atenderle de la mejor manera posible para confirmar si estos síntomas están relacionados con una posible enfermedad.
- ¿Qué influencia tienen los antecedentes familiares?, ¿Se puede prevenir?
- Una investigación publicada en Journal of the National Cancer Institute explica como la historia familiar del hombre es un factor muy importante a la hora de desarrollar cáncer de próstata. El artículo, realizado en conjunto entre la Universidad de Umea y la Universidad de Lund en Suecia, explica que los varones con hermanos afectados por el cáncer de próstata padecen el doble de riesgo que el resto.
Para llevar a cabo el estudio se han analizado los datos de más de 50.000 suecos cuyos padres y hermanos habían tenido cáncer de próstata. Los resultados muestran que los hombres con un hermano con cáncer de próstata tenían un treinta por ciento más de probabilidad de padecer la enfermedad antes de los 75 años.
De la misma forma, los hombres con padres y hermanos con cáncer de próstata muestran también que tiene un 48 por ciento de riesgo de presentar cualquier tipo de cáncer de próstata y un catorce por ciento más de posibilidad de presentar un cáncer de próstata agresivo.
Por tanto en familias con cánceres de próstata el cribado debe ser más exhaustivo y además éstos hallazgo nos han llevado a conocer factores genéticos que pueden influir en la evolución de éste cáncer lo que ha hecho que nuestra Fundación (FIGUS) esté financiando un Estudio Genético de Caracterización en aquellos pacientes que operamos de cáncer de próstata en colaboración con el Hospital Gómez Ulla de Madrid
- Ante un diagnóstico de cáncer de próstata, ¿qué debe saber el paciente?, ¿Siempre se operan?, ¿Es el fin de la vida sexual?
- Lo primero que tiene que saber un paciente que pueda enfrentarse a este tipo de tumor es que cuenta con un alto porcentaje de supervivencia. Los últimos estudios nos indican que cerca de un 98% de personas sobreviven a esta patología en nuestro medio con todas las armas terapéuticas a nuestro alcance.
Existen distintos tipos de tratamiento para el cáncer de próstata y, al final, la decisión definitiva depende de la agresividad del tumor, la edad y también de las preferencias del paciente.
En primer lugar, si su médico considera que es poco probable que su cáncer de próstata crezca rápidamente, le podría recomendar que no reciba tratamiento de inmediato, a lo que llamamos vigilancia activa. En su lugar puede optar por esperar y ver su evolución.
En el terreno de las intervenciones médicas, se encuentra la prostatectomía radical, operación donde los médicos extirpan la próstata con mucha más precisión y beneficios para el paciente si se ayudan del robot quirúrgico da Vinci. Asimismo, otra opción es la radioterapia, donde se utilizan rayos X de alta energía (radiación) para destruir el cáncer. Existen dos tipos de radioterapia: la radioterapia externa, por la que se aplica radiación a las células cancerosas mediante una máquina externa al cuerpo; o la radioterapia interna (braquirradioterapia); por la que, mediante una cirugía, se introducen semillas o pastillas radioactivas en el tumor o cerca del mismo para destruir las células malignas. Ambas técnicas pueden llegar a ser curativas y por tanto alcanzar la remisión completa del cáncer
Otras terapias para el tratamiento del cáncer de próstata que se siguen estudiando y aplicando aunque no son tan curativas como las anteriores son la crioterapia, intervención en la que se coloca una sonda especial dentro o cerca del tumor en la próstata para congelar y destruir las células cancerosas; quimioterapia, a través de medicamentos especiales para reducir el tamaño del tumor canceroso o eliminarlo. Otros tratamientos para abordar esta patología son la terapia biológica, el ultrasonido enfocado de alta intensidad o la hormonoterapia.
Existe la opinión que con la cirugía los efectos secundarios son mayores que con otras técnicas; esto se debe a que antiguamente debíamos seccionar los haces neurovasculares que controlan la erección y van pegados a la próstata para poder extirpar todo el tumor; hoy día gracias al robot quirúrgico podemos realizarlo preservándolos y consiguiendo un correcta función eréctil y continencia urinaria postoperatoria sin detrimento del control oncológico.
La disfunción eréctil también puede deberse a los tratamientos con radio y quimioterapia, que puede dañar estos haces neurovasculares. Otro tratamiento que puede afectar a las erecciones es el hormonal, pues consiste en la supresión de la producción de la hormona testosterona.
El paciente debe saber que con la cirugía en los casos más favorables podemos ofrecer una preservación de la potencia sexual hasta del 90%.
- ¿Es cierto que los lácteos elevan el riesgo de sufrir cáncer de próstata?
-Durante los últimos meses, un nuevo estudio llevado a cabo por los investigadores de Loma Linda University Health (LLU), cuyos hallazgos se han publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, sugiere que un gran consumo de lácteos podría ser un nuevo factor de riesgo asociado a este tipo de tumor: un gran consumo de lácteos.
Según sus resultados, los hombres que consumen una mayor cantidad de lácteos tendrían un riesgo significativamente mayor de cáncer de próstata en comparación a los que menor cantidad de lácteos consumen. De hecho, también se investigó la asociación con alimentos ricos en calcio no lácteo, y no hubo ninguna relación en esos casos, lo que indicaría que existen otras sustancias más allá del calcio capaces de aumentar el riesgo de cáncer prostático.

Existen pocos factores de riesgo conocidos que lleven al cáncer de próstata, como ocurre con el tabaco y el cáncer de pulmón

Aún así, es importante comprender que es un primer estudio y que lo ideal sería esperar a otras investigaciones de estas características que afiancen esta investigación.
Y sobre todo saber que existen pocos factores de riesgo conocidos que lleven al cáncer de próstata, como ocurre con el tabaco y el cáncer de pulmón, y por tanto más importante que evitarlos es descubrirlo lo antes posible; lo que hace imprescindible la actitud proactiva de los hombres mayores de 45 años para conocer su situación particular que hoy día puede conocer cualquier médico de atención primaria o mejor un urólogo.
- Tener una vida sexual activa, ¿beneficia la salud prostática?
-Aunque no se termina de llegar a un consenso general sobre esta cuestión, en el año 2017, un estudio de la Universidad de Harvard señaló que existe un menor riesgo de padecer cáncer de próstata si se eyacula un mínimo de 21 veces al mes.
La investigación conjunta de la Boston University School of Public Health y de la Harvard Medical School, que se publicó en la prestigiosa revista de European Urology, se llevó a cabo entre más de 30.000 hombres de entre 40 y 75 años, con situaciones vitales, personales y físicas diferentes y se les hizo un seguimiento durante 18 años.
Al final de este estudio, se determinó que aquellos que eyaculaban con mayor frecuencia (21 veces al mes), tenían hasta un tercio menos de probabilidades de desarrollar este cáncer que aquellos que solo lo hacían unas siete veces al mes. Pero el estudio también reveló que aquellos que no alcanzaban la cifra de 21 y tenían una mínima actividad sexual, también presentaban menor riesgo de sufrirlo que aquellos con una vida sexual nula.
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