Intenta cansar a los niños durante el día con mucha actividad física

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Colchones bajo la lupa: el posible riesgo químico en la cama

El Dr. Merrill Mitler, neurocientífico y experto en sueño afirma que mientras dormimos se mantiene el equilibrio energético y molecular, así como la función intelectual, el estado de alerta y el humor. «La pérdida de sueño daña los niveles superiores de razonamiento, resolución de problemas y atención a los detalles», explica Miller.

Entre los factores que influyen en un buen descanso está el consumo de cafeína o alcohol, la exposición a la luz azul de las pantallas, el estrés o la superficie donde se duerme. La elección de un buen colchón es fundamental para conseguir descansar correctamente. Pero, ¿y si fuera precisamente la composición del colchón la que estuviera poniendo en riesgo el desarrollo o recuperación cerebral?

Según dos estudios revisados por expertos y publicados por la Universidad de Toronto en Environmental Science & Technology y Environmental Science & Technology Letters, los bebés y niños pequeños podrían estar inhalando o absorbiendo sustancias químicas nocivas desde sus colchones mientras duermen. Entre estas se encuentran ftalatos, retardantes de llama y otros compuestos tóxicos, los cuales se han relacionado con problemas hormonales, reproductivos, neurológicos, asma e incluso cáncer.

Miriam Diamond, profesora de la Universidad de Toronto explica: «La calidad del sueño es fundamental para el desarrollo cerebral, especialmente en los primeros años de vida», y añade la autora principal del estudio: «Sin embargo, nuestros hallazgos muestran que muchos colchones infantiles contienen químicos que podrían ser perjudiciales para el cerebro en desarrollo. Esto debería ser una llamada de atención para que fabricantes y autoridades reguladoras garanticen un entorno de descanso seguro para los niños».

Muchos colchones infantiles contienen químicos que podrían ser perjudiciales para el cerebro en desarrolloMiriam DiamondProfesora de la Universidad de Toronto

En el primer estudio, se analizaron los niveles de químicos en 25 habitaciones de niños de entre 6 meses y 4 años. Se detectaron más de 24 sustancias potencialmente dañinas, especialmente alrededor de las camas. En el segundo estudio, se examinaron 16 colchones nuevos para niños y se comprobó que estos eran la principal fuente de las emisiones químicas detectadas. Al simular el calor corporal y el peso de un niño, las emisiones aumentaron considerablemente. A

Los ftalatos y retardantes de llama fosforados detectados actúan como disruptores endocrinos y se han vinculado a trastornos del aprendizaje, reducción del coeficiente intelectual, problemas de conducta y memoria, así como a asma y ciertos tipos de cáncer. Algunos filtros UV también interfieren con el sistema hormonal. Los niños son especialmente vulnerables debido a que su organismo aún está en desarrollo, respiran más rápido que los adultos, tienen la piel más permeable y una mayor proporción de superficie corporal en relación con su peso.

Uno de los hallazgos más preocupantes fue el alto contenido de retardantes de llama en los colchones, sustancia que, además, según los expertos no hay evidencia de que mejoren la seguridad contra incendios, mientras que sí están relacionados con efectos negativos en el sistema neurológico, hormonal y reproductivo.

Cómo reducir la exposición

Mientras tanto, los padres pueden tomar medidas para reducir la exposición: mantener despejada el área de dormir, limitar el uso de almohadas, mantas y juguetes, y lavar regularmente la ropa de cama. También se recomienda optar por textiles sin teñir o de colores suaves, ya que los colores intensos suelen requerir aditivos químicos como filtros UV.

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