La vacuna redujo el herpes zóster en un 37 % pero también que disminuyó de forma notable los diagnósticos de demencia
La vacuna contra el herpes zóster frena el avance de la demencia, según dos nuevos estudios
La vacuna redujo el herpes zóster en un 37 % pero también que disminuyó de forma notable los diagnósticos de demencia
Un estudio de Stanford Medicine revela que la vacuna contra el herpes zóster disminuye en un 20 % el riesgo de demencia entre adultos mayores, según datos del sistema público de salud de Gales.
Una peculiar estrategia de vacunación aplicada en Gales podría haber proporcionado la evidencia más convincente hasta ahora de que una vacuna puede reducir el riesgo de demencia. Investigadores de Stanford Medicine analizaron los historiales médicos de más de 280.000 adultos mayores y concluyeron que quienes recibieron la vacuna contra el herpes zóster presentaron un 20 % menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad en los siete años posteriores.
Los resultados, publicados en Nature, respaldan la hipótesis creciente de que algunas infecciones virales que persisten en el sistema nervioso pueden incrementar el riesgo de deterioro cognitivo. Un segundo trabajo, que aparecerá el 2 de diciembre en Cell, indica además que la vacuna podría beneficiar a personas ya diagnosticadas, al ralentizar la progresión de la enfermedad.
«Experimento natural»
El estudio aprovechó un diseño fortuito del programa de vacunación galés, que entre 2013 y 2020 solo permitía recibir la vacuna viva atenuada a quienes cumplieran 79 años en fechas muy específicas. Esa restricción creó dos grupos casi idénticos —personas que alcanzaron los 80 años justo antes o después del 1 de septiembre de 2013—, lo que permitió minimizar el sesgo habitual entre personas que se vacunan y quienes no lo hacen.
«Es lo más cercano a un ensayo clínico aleatorizado sin serlo», explicó Pascal Geldsetzer, autor principal y profesor adjunto de medicina. La comparación mostró que la vacuna redujo el herpes zóster en un 37 %, coherente con datos previos, pero también que disminuyó de forma notable los diagnósticos de demencia.
En pacientes ya enfermos
El análisis del seguimiento de siete a nueve años reveló beneficios adicionales. Las personas vacunadas tenían menor probabilidad de recibir un diagnóstico de deterioro cognitivo leve y, entre quienes ya padecían demencia, la mortalidad atribuida a la enfermedad fue sensiblemente menor. Cerca de la mitad de los pacientes con demencia no vacunados fallecieron por esta causa durante el periodo de estudio, frente a solo un 30 % de los vacunados.
Para Geldsetzer, estos datos apuntan tanto a un efecto preventivo como potencialmente terapéutico: «Sugieren que la vacuna no solo retrasa la aparición de la demencia, sino que también puede ralentizar su avance».
Mayor protección en mujeres
El efecto protector fue marcadamente superior en mujeres, lo que los investigadores atribuyen a diferencias inmunológicas entre sexos o a la propia epidemiología del herpes zóster, más frecuente en mujeres. Sin embargo, el mecanismo exacto que relaciona la vacuna y la reducción del riesgo de demencia aún no se ha establecido.
Los científicos aún desconocen si la vacuna recombinante más reciente podría ofrecer una protección similar o mayor. No obstante, el equipo ha replicado los resultados en registros sanitarios de Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda y Canadá.
Geldsetzer impulsa ahora un ensayo aleatorizado a gran escala para confirmar la relación causal. La vacuna viva atenuada ya no tiene patente, lo que complica el financiamiento, pero el investigador confía en apoyo filantrópico para poner en marcha un estudio que podría empezar a mostrar resultados en menos de dos años.