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27 de abril de 2024

Un cerdo joven

Un cerdo jovenPixabay

Ciencia

¿Por qué los cerdos son los animales idóneos para los trasplantes de órganos?

Tanto la operación de corazón de esta semana como otra del pasado otoño recurrieron a especímenes porcinos en intervenciones practicadas en humanos

El histórico trasplante de un corazón de cerdo a un humano esta semana ha allanado el camino hacia la paulatina inserción de los xenotrasplantes como alternativa a la escasa disponibilidad de donantes humanos. Aunque al tratarse de una operación pionera son muchas las incógnitas que quedan por despejar sobre sus efectos a corto y medio plazo, en lo que la comunidad científica no tiene dudas es en la idoneidad del cerdo para llevar a cabo este tipo de operaciones por encima de otros, como las cobayas o los primates. ¿A qué se debe?
Según el biotecnólogo y presidente del Comité de Ética del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Lluís Montoliu, el puerco es el espécimen de referencia en el ámbito de los xenotrasplantes «tanto por su facilidad de cría como por el gran número de animales disponibles», amén de «su fisiología, su metabolismo y del tamaño de los órganos».
En entrevista con la agencia Efe, Montoliu ha explicado que «los primates, que en principio serían genéticamente más próximos, suscitan sin embargo enormes problemas éticos (en la Unión Europea sería ilegal usarlos para este fin) y además ni por tamaño de órganos ni por temas de crianza y tiempo de espera a llegar a individuos adultos serían adecuados». «Mucho menos cualquier roedor de mucho menor tamaño», puntualiza.
La operación de esta semana es la primera de corazón que se realiza, pero en lo que al uso de órganos porcinos se refiere se suma a otra realizada el pasado otoño, cuando un hombre con muerte cerebral recibió a modo experimental el riñón de un cerdo durante algo más de dos días. Fueron las primeras desde que se comenzara a investigar el encaje de partes de animales en humanos hace alrededor de 30 años.
El ejemplar utilizado en esta ocasión, generado por la empresa Revivicor (heredera de PPL Therapeutics, la empresa escocesa que estuvo detrás del nacimiento de la oveja Dolly en 1996), porta diez modificaciones genéticas, cuatro genes porcinos inactivados y seis genes humanos añadidos y emplea la misma tecnología usada en su día para la famosa clonación ovina. «Son técnicas que llevan muchos años siendo utilizadas. Lo sofisticado es descubrir qué genes hay que inactivar del genoma porcino y qué genes hay que añadir del genoma humano para que los órganos de cerdo transgénico no sean reconocidos como extraños y rechazados por el sistema inmunitario de la persona trasplantada. Ese es el reto, el verdadero problema», explica Montoliu.
Pese a que es consciente de que los xenotrasplantes deben atravesar aún un largo camino de ensayos para pasar de procedimiento quirúrgico experimental a método paliativo, el biotecnólogo se muestra convencido de que «paulatinamente irá aumentando el número de pacientes hasta adquirir toda la experiencia necesaria para poder aprobarlo como tratamiento autorizado». 
Además, recuerda que los trasplantes animales nunca se pensaron como solución definitiva, sino como una manera de ganar tiempo para los pacientes en listas de espera a los que no les llega el órgano que necesitan. «El mejor trasplante de un corazón humano siempre seguirá siendo el corazón de otro humano», reitera, ya que, aunque «sabemos que en primates y babuino se han logrado supervivencias de varios años, si los órganos de cerdo pueden aguantar y sobrevivir largos periodos de tiempo en personas es algo que desconocemos».

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