
Julio César, líder militar y político de la etapa final de la República de Roma
Silfio: el enigma de la planta favorita de Julio César que desapareció del planeta sin dejar rastro
Perfume, tónico, incluso poción de amor, la hierba era apreciada por los antiguos romanos, pero en su éxito se encuentra su propia ruina
De todos los misterios de la antigua Roma, el del silfio es uno de los más intrigantes. Los romanos amaban esta hierba milagrosa y le daban múltiples usos: perfume, medicina, afrodisíaco... hasta convertirlo en un condimento gastronómico que usaban en casi todos los platos. Era tan valioso que Julio César escondió más de media tonelada.
Sin embargo, el silfio se extinguió menos de un siglo después, en la época de Nerón, y durante casi 2000 años la gente se ha preguntado cuál es la causa.
Los investigadores ahora creen que el silfio pudo ser una de las primeras víctimas del cambio climático. Paul Pollaro y Paul Robertson de la Universidad de New Hampshire aseguran en un estudio que el crecimiento urbano y la deforestación cambiaron el microclima local donde creció el silfio.

El silfio fue considerado tan valioso como el oro o la plata
El silphium creció a lo largo del lado más seco, frente al mar, de la meseta Jebel al-Akhdar de Libia, una región fértil y boscosa. Después de su cosecha, se exportaba a Roma y a más lugares.
«Los romanos estaban absolutamente obsesionados con el silfio. Acuñaron monedas en la antigua Libia que tenían silfio en el anverso y el Dios o la cara del emperador en el reverso», relata uno de los investigadores.
Herodoto y Teofrasto escribieron extensamente sobre la planta. Plinio el Viejo la ensalzó como una cura para las mordeduras de perro, el veneno de serpiente y las hemorroides. Podía usarse como anticonceptivo y la planta en sí era un vegetal preciado.